UNA REALIDAD QUE PUEDE SER TRANSFORMADA
El peso de los días, la evidencia de que los sistemas son tremendamente compactos, hace pensar a muchas personas que esto no hay quien lo cambie, que la realidad es así y nada la puede trasformar. Sin embargo, el anhelo que albergan muchos corazones de que otro mundo, otra economía, otra Iglesia, son posibles, da alas al sentimiento de que la realidad puede ser transformada. La encarnación es, desde ese punto de vista, un signo de que las cosas pueden cambiar si nos damos a la tarea. Una encarnación para la responsabilidad histórica y para la transformación del mundo; por muy grandilocuente que nos suene, ése es el dinamismo que brota del misterio.
La celebración del misterio de la Navidad del Señor no puede ser únicamente una regocijada contemplación del misterio. Ha de ser también el momento de recabar fuerzas para animarse a transformar el entorno en el que se mueve nuestra vida. Una transformación que ha de aportar beneficios de humanización y de espiritualidad. Es posible hacer estos trabajos de transformación sin salirse del propio ambiente.
OS DESEAMOS UNA FELIZ NAVIDAD
LLENA DE SONRISAS, ABRAZOS Y REGALOS
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