¿Alguien le ha comentado al Papa Francisco el lema del comienzo de este curso? ¿O quizá es él el que nos lo susurra?
Leo hace un momento el siguiente comentario a propósito de la reforma
que quiere hacer de la curia romana: Sobre su visión de la Iglesia,
explicó que no se debe basar en el “proselitismo” sino “en escuchar las
necesidades, las desilusiones, la desesperación, dar esperanza a los
jóvenes y ayudar a los viejos, abrir el futuro y difundir el amor.
Porque, siguiendo con sus palabras, “no se trata de domesticar las
fronteras y traérselas a casa, sino de vivir en ellas”, en el borde de
las situaciones, de lo atrevido y peligroso, de lo que incomoda en un
primer momento pero que conecta en lo profundo.
Lo tiene muy claro: sin reinicios, no hay camino, ni progreso, ni
vuelta al primer Amor del que mana todo. Hay una canción de Brotes de
Olivo que justamente también la estamos trabajando en este principio de
curso, y que tiene por título: “¿Qué más quieres?” que dice así en una
de sus estrofas: “Saca lo que tienes dentro, rómpete si es necesario,
que tan pronto como lo hagas, vivirás más renovado”.
No se puede seguir apoltronado, estático en las referencias de siempre
y seguir viviendo. La vida se descubre cada día y en ella, cada
momento. La esencia la llevamos dentro, sólo que no sale siempre a
pequeñas dosis, a veces es necesario romperse por dentro, o más bien
dejarse romper y renovarse. Cuando un arquitecto, por ejemplo, inicia
los planos de una casa y al tiempo observa que son varios los errores
que lo pueden llevar a una construcción peligrosa, no puede andarse con
pequeños ajustes. Romper el proyecto y volver a recalcularlo todo será
posteriormente motivo de éxito. La Iglesia, después de veinte siglos y
unos cuantos concilios, sigue sin adaptarse a los signos de los
tiempos y su objetivo parece ser más el proselitismo que el
acompañamiento personal. Pero llega Francisco I, que como su tocayo,
Francisco de Asís, no tiene ningún interés en engrosar sus filas ni
crearse adeptos. Él quiere acompañar, liberar de pesados fardos que la
Iglesia ha puesto durante siglos, practicar la misericordia y colocar a
cada uno en su sitio. Porque también, siguiendo las palabras del Papa,
“Dios primerea”.
Urge un continuo reinicio desde lo profundo, desde las entrañas, con
respecto a nuestra forma de trabajar, de sentir, de tratar a los demás,
de mirarnos a nosotros mismos como auténticas criaturas de Dios que no
tienen que clamar el perdón de ningún Dios que clama venganza, ni
pedirle favores que me faciliten la vida. Vivir desde dentro es vivir
confiados y activos, reiniciándose a cada paso para hacer frente, o
mejor, fluir con cada acontecimiento en el que Dios está presente.
Reiníciate, deja lo viejo, lo que te cansa, los esquemas que ya no te
sirven, los programas que retrasan, porque la vida está ahí para ser
vivida con toda la intensidad del Evangelio que está en el Dios que
llevamos en la entrañas. Y en esta nueva tarea, hazte profeta. Pero
debes tener en cuenta que “ser profeta implica hacer ruido. La profecía
crea a veces gran alboroto”.
Ánimo y feliz reinicio.
CLARA LÓPEZ RUBIO
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