Existe un movimiento reivindicativo, denominado Slow, que ha terminado convirtiéndose en una filosofía, una forma de vida.
En la sociedad actual, vivimos de una forma en la que el tiempo se ha convertido en nuestro guía y también en una pesada carga:. Cuantas veces hemos dicho y escuchado frases como: “…no tengo tiempo para nada”, “!no me da tiempo!” o “el tiempo es oro”. Tiempo, tiempo, tiempo.
Es curioso como el preciado tiempo, o más bien, la medida de éste, un artefacto creado por el hombre para hacernos la vida más fácil o –al menos- más ordenada-, finalmente nos ha convertido en esclavos.
El tiempo está para aprovecharlo pero también para “perderlo”. Y entrecomillo esta palabra porque parece que decir esto es un sacrilegio. ¡Nadie quiere perder el tiempo! Nos plantamos delante del ordenador y leemos las noticias de soslayo para no perder mucho tiempo; si un artículo es largo, directamente ni nos molestamos en leerlo, por muy bueno que éste sea. No llamamos a nuestra madre para ver que tal está porque no tenemos tiempo; y a las madres hay que llamarlas a diario (eso es un axioma que todos deberíamos cumplir). No quedamos con algunos amigos por falta de tiempo: “A ver si un día de estos quedamos, que últimamente no tengo tiempo para nada”. ¿Estamos seguros de que esto es cierto? ¿De verdad nos hacen falta días de 36 horas? Y así con todo.
Vivimos acelerados, vagamos por la ciudad convertida en un lugar anónimo en el que no miramos ni a los ojos de la gente, llegamos al trabajo, producimos, producimos y producimos, salimos del trabajo, entramos en el metro o autobús con la música puesta para aislarnos del entorno, llegamos a casa y solamente queremos meternos en la cama (ni siquiera tenemos fuerzas para ver el capítulo 8 de The Walking Dead)
Así es como vivimos. Pero otra forma de vida es posible.
La filosofía Slow no es una secta, ni una hermandad de la Universidad de Illinois, ni una nueva marca de refresco sino un movimiento que trata de mostrarnos que se puede llevar una vida más plena y desacelerada. Que hay momentos del día en que puedes parar el cronómetro y deternerte a contemplar, a percibir y sentir lo que te rodea, la gente de tu entorno y el ambiente (sí, y también la polución). Y esto no es un rollo ecologüay ni nada por el estilo. Se trata de dejar que despierten tus sentidos a lo cotidiano para evitar que el día a día se convierta en una pesada carga difícil de soportar.
Hay que correr cuando hay que correr….como diría Usain Boolt.
Debes aprender a marcar el tempo de tu vida, como en una pieza musical y saber cuando parar y evitar que el estrés que dirige tu vida te haga envejecer más rápido de lo que deberías. Toma una actitud contemplativa que te permita ver las cosas con perspectiva, sin caer en el positivismo obligado (y absurdo) que muchas marcas intentan venderte, porque aunque hay que afrontar los problemas con optimismo, no debes permitir que el buenrrollismo metido con calzador te impida ser consciente de tu realidad.
Aprende a tomarte tu tiempo, sobre todo para la toma de decisiones. No dejes nada al azar y reflexiona. Pero ojo, no confundas todo esto con convertirte en una persona perezosa, inactiva o desinteresada. Nada más lejos de la realidad. Esta filosofía pretende que no pases la mayor parte de tu tiempo paseando por un escenario carente de sentimientos.
En definitiva; tómate el tiempo que necesites, sin prisa pero sin pausa, aprecia las cosas que valen la pena de todo lo que te rodea, para el tiempo por un minuto (menuda paradoja, eh!) y -en definitiva- disfruta.
A partir de aquí, puedes comenzar a introducir este tipo de filosofía en tus hábitos alimenticios, en tu forma de hacer turismo (¿qué es eso de visitar Roma -por ejemplo- y tener que ver todo corriendo, sacar la foto de turno y ni siquiera pararse a saborear un buen café macchiato disfrutando del movimiento de la Piazza Navona?) o –incluso- en tu forma de trabajar.
Este movimiento internacional, que comenzó en la Plaza de España de Roma, a finales de los años 80, se ha extendido como la pólvora aunque tú, si siquiera te hayas dado cuenta.
Recuerda: “Un camino de mil pasos comienza en un solo paso”. Así que ¿te apuntas?
misedades.wordpress.com
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