miércoles, 8 de junio de 2016

TODAS LAS VIDAS SON VIVIDAS POR DIOS

Hay una escena en la película “Como Dios” que siempre me ha llamado la atención. Jim Carrey, una vez que ya está en el papel del creador, consigue transformar las peticiones de sus creyentes en correos electrónicos para poder gestionarlas. Después de contestar a las primeras 1.527.503 oraciones tecleando como un “poseso”, orgulloso de su trabajo, se encuentra con otras 3.150.099 oraciones pendientes de contestar, y termina por borrarlas. Además de lo divertido de la escena, sí refleja una cuestión que quizás susurraba dentro de muchos de nosotros. Es la capacidad de Dios de hacerse presente en tantas vidas, cómo el Padre puede atender millones de realidades tan diversas y de forma inmediata. Que es, como cuando el evangelio nos dice que hasta los cabellos de nuestra cabeza están todos contados por Dios (Mt 10, 30)
   Hay un fragmento de un poema de Christian Bobin que cuando lo leí, me recordó este tema:
    “He visto a una hormiga subir a una ortiga, titubear en las ramificaciones de las hojas, tomar uno entre todos los caminos posibles, agarrarse cuando el viento urgía, luego bajar. Todas las vidas son vividas por Dios a quien nada agota”. (Las ruinas del cielo, Sibirana Ediciones, Zaragoza 2012, pág. 64).
    No es que haya que preguntarse por la capacidad de gestionar de Dios para llegar a todos los problemas, no es una cuestión de cantidad, de rapidez, como si fuera un problema de capacidad de memoria o de velocidad del microprocesador. Dios no se agota atendiendo a todas nuestras peticiones porque “Todas las vidas son vividas por Dios”, Dios se hace presente en todas nuestras vidas y las vive con nosotros… No hay palabras para explicar esta realidad y quizás tengamos que repetirnos una y mil veces esta frase para poder entender un poco más: “Todas las vidas son vividas por Dios”. O esta otra “Dios que obra todo en todos” (1 Cor 12, 6). O igual es cuestión de callar y quedarnos contemplando la vida con esta sentencia en el corazón: “Todo se mantiene en Él” (Col 1, 17). De esta forma puede ser que lleguemos a conectar, interiorizar, empatizar con esta Vida que nos desborda y que nos acompaña pase lo que pase.
Javi Morala, capuchino

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