Nos unimos a estos jóvenes, sin importar el credo que cada uno utiliza, pues queremos hacer presente la hermandad que Francisco nos ha enseñado. La fraternidad ha hecho que no importase en absoluto ni qué familia, ni qué congregación religiosa ni qué parroquia ha acogido a los peregrinos que llegaban este viernes, muchos de ellos exhaustos tras varias horas, incluso días, algunos, de viaje.
Desde la Parroquia de San Antonio de Cuatro Caminos de Madrid, intentando seguir el ejemplo franciscano de cercanía, de encuentro y de acogida al peregrino, se está convirtiendo por unos días en Parroquia de Acogida. Un total de 33 peregrinos han sido ya acogidos entre familias, las Hermanas Salesianas, las Hermanas del Divino Pastor y los propios Hermanos de la Fraternidad Capuchina, que albergaron en la hospedería a un joven malasio y tres polacas.
En la Iglesia hemos tenido los momentos más importantes: la oración y la Eucaristía, y en el Salón de Actos, los grupos de trabajo y los momentos de encuentro más distendidos con el ágape que desde los voluntarios de los diferentes grupos de la parroquia han preparado con una disposición sin límites y una entrega y generosidad total.
Ojalá que esta realidad, esta experiencia de encuentro, esta Fuente de Alegría, como dice el Hno. Alois, no se diluya con su fin. Que perdure este espíritu entre todos nosotros, este sentimiento profundo que nos acerca un poquito más a la presencia viva del Francisco que nos enseña a seguir las huellas de Jesús y que ahora descubrimos en un humilde pesebre.
Elena Coelho
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