jueves, 12 de septiembre de 2019

VIVIR EL CARISMA FRANCISCANO

VIVIR EL CARISMA FRANCISCANO ES… entender que es una propuesta universal, abierta a todo tipo de personas y, como el cristianismo, no es cuestión de gente selecta, perfecta o sobrehumana, sino para todo aquel que lo intenta y que quiere hacer la diferencia en este mundo que parece conformarse con replegarse en sí mismo y seguir su inercia hacia el sin sentido y la nada.

El franciscanismo no es una certificación, ni algo que requiera una adhesión formal, y aunque algunos reclamen exclusividad, todo aquel que quiera ser franciscano puede hacerlo desde su realidad y vocación. Unos pueden tener la gracia especialísima de hacerlo dentro de alguna de las tres órdenes como frailes menores, hermanas Clarisas o como hermanos y hermanas seglares; y otros, en congregaciones, movimientos y grupos, o como benefactores, servidores y devotos.

Así como ser cristiano de verdad no es nada facil, seguir un carisma como el franciscano tampoco lo es. Cuesta, cuesta mucho porque entramos todos los días en violencia con nuestros propios impulsos y manías y, además, en estar constantemente confrontados con un mundo empachado en secularismo. Mucha razón tiene San Pablo que nos recuerda que «llevamos este tesoro en recipientes de barro»; por tanto no debemos estar centrados en nuestras fuerzas sino en Dios: «una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.» (2Cor 4, 7)

Vivir el carisma de Francisco es, entre otras cosas más, apostar por construir una mejor versión de nosotros mismos, paso a paso, como San Francisco, quien no llegó de golpe a la perfección, sino que tuvo que «pasar poco a poco de la carne al espíritu» (2 Cel 11). Abiertos a Dios y su gracia, como reza su “Saludo a la Bienaventurada Virgen María” en la que pide «la gracia e iluminación del Espíritu Santo… Para hacernos, de infieles, fieles a Dios» (SalVM 6).
espirituyvidaofm.wordpress.com

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