jueves, 19 de septiembre de 2019

LETANÍA Y CREDO

Qué lejos queda siempre todo.
Qué lejos las estrellas, sí, pero qué lejos
también las multitudes que pasan sin mirarme.
Son los que llamo hermanos.
Qué lejanos los ojos como mármoles negros
a la luz de una vela, y qué lejanas
son las manos de Cristo.
¿Qué nos queda después de tanta lluvia?
Un charco de verdades donde mojar la lengua
para alejarnos luego en la sequía.
Qué lejano el instante de ahora mismo,
luz y ceniza al mismo tiempo.
Pero tú sonreíste y me abrazaste
en la orilla de abril del Lago Blanco,
y algo de aquel abrazo alcanza todo
aunque todo lo lejos siga quedando lejos.

Alejandro Martín (De Aquel lugar)

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