jueves, 17 de octubre de 2019

EN LA CASA DEL PADRE

Padre, como cuando era un niño y te miraba
lleno de devoción, igualmente te miro
hoy, que ya soy un hombre, y cansado suspiro
por las grietas de un tiempo donde nada pasaba.

En el jardín de pájaros, alguien lanza la taba:
una niña que mira con ojos de zafiro
bajo un cielo impasible, sin percibir el giro
incesante de un mundo que empieza donde acaba.

Hoy he vuelto a tu abrazo por veredas de nieve,
persiguiendo el constante murmullo de la era,
el olor de la hierba, la seca luz de enero.

Ya me alcanza tu mano al final del sendero.
Ya descanso a tus pies, rendido, mientras fuera
se iluminan los campos como hogueras de nieve.

Alejandro Martín
(De La fiesta de los vivos)


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