martes, 29 de octubre de 2019

¿Y CUANDO LA FRATERNIDAD NO VA?

Todos hemos querido vivir la familia, el grupo de amistad, la fraternidad o la comunidad eclesial aspirando a vivir en armonía. Siempre se ha intentado actualizar aquello de “vivían unidos y todo tenían en común...” que aparece en los Hechos de los apóstoles. Todos conocemos en propia carne las dificultades de todo tipo, tanto personales como de grupo, para poder alcanzar ese sueño. Todos hemos puesto en juego lo mejor de nosotros para superar los obstáculos y reconducir la convivencia, las relaciones, y así hacer realidad una vez más la comunidad, la familia.

Sin embargo, en más de una ocasión sucede que no se ven los frutos esperados, por más que se haya intentado y por más que se hayan puesto los medios que eran necesarios. Se tiene la impresión de que no es posible entre nosotros la convivencia en el mínimo nivel que requiere nuestra vida familiar, de pareja o comunitaria. Entonces emergen los fantasmas de la imposibilidad de la fraternidad, la incapacidad personal o del grupo para poder vivirla, las impotencias que hacen tambalear las certezas que nos hicieron apostar fuerte por la fraternidad...

No siempre es posible, pero quizá haya llegado la hora de resituar la vida en fraternidad. Ahora, no es cuestión sólo de buena voluntad (respeto, perdón, colaboración...), ni de aprendizaje de habilidades para la convivencia (asertividad, autoconocimiento, saber expresar sentimientos...). Todo ello seguirá haciendo falta, pero lo que habrá que reformular es dónde está fundamentada mi fraternidad, mi familia, mi amistad... Qué es aquello que la ha generado y la sostiene. O, quién es el que nos ha llamado a tomar parte en esta aventura de la fraternidad.

Esto no es la solución, pero nos coloca en un nueva visión de la fraternidad. Y quizá todo adquiera una nueva perspectiva. No nacerá de nosotros, aunque nos implique personalmente como nunca; sino que será una vocación, una llamada, un camino inédito hacia no sabemos qué; pero sabremos que será Él el que nos convoca a los diferentes.

Carta de Asís, octubre 2019 


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