Padre nuestro que estás en el cielo y también junto a nosotros y en el interior de todo lo creado.
Santificado sea tu nombre por el soplo del aire y el rumor de las aguas, la fecundidad de la tierra, la belleza de los valles y los montes, la existencia de todos los vivientes, y la dignidad de los seres humanos.
Venga a nosotros tu Reino de verdad y de vida, de justicia, de amor y de paz.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; tu voluntad de ver felices a todos tus hijos e hijas, de que toda manifestación de vida sea respetada.
Danos hoy nuestro pan de cada día para que partido y compartido todos lleguen a tener lo suficiente y puedan vivir su vida en plenitud.
Perdona nuestras ofensas, nuestra falta de amor a los demás, nuestro afán de acaparar sin compartir, nuestro individualismo egoísta, nuestra explotación de la naturaleza, nuestra falta de cuidado por otras especies y de solidaridad con las futuras generaciones.
Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden buscando la reconciliación por la justicia y la paz.
No nos dejes caer en tentación de volverte la espalda, de ignorar a los hermanos o hermanas, de olvidar o descartar a los pobres, de convertir el cuidado de la Creación en abuso y explotación.
Y líbranos del mal, el mal de destruir o maltratar la vida de cada ser, la armonía del Universo.
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