viernes, 8 de marzo de 2024

RATIO FORMATIONIS: LA MIRADA

Me parecía extremadamente amargo ver leprosos (Test 1). Apartar la mirada y permanecer ciegos es siempre una tentación, ¿Quién puede romper la tendencia que tenemos a mirarnos solo a nosotros mismos? La conversión consiste precisamente en cambiar nuestro modo de mirar, pasando de la indiferencia a la compasión, permitiendo que aquello que vemos nos afecte y nos transforme.

Para Dios no hay nadie invisible: Él mira a los pobres y escucha su lamento, los convierte en las pupilas de sus ojos. Dios nos contempla a través de ellos. Son las paradojas del Evangelio: somos vistos por aquellos a quienes no queremos ver. Solo cuando Francisco se deja mirar por los ojos del Dios de los leprosos es capaz de abrir sus ojos y aprender a mirar.

El Cristo de San Damián se convierte en el espejo en el que Clara y Francisco nos invitan a mirar. En sus ojos, los nuestros se llenan de misericordia. En la forma de mirar de Jesús pasamos del silencio a la escucha, de la soledad a la solidaridad, de la contemplación a la compasión. Así se inicia el proceso de transformación de nuestros deseos: se empieza por mirar las cosas como Jesús y se acaba viéndolas como Él. Más aún: acabas siendo otro Jesús. Y aún más: tú mismo te conviertes en otro espejo y quien te ve a ti ve a Jesús.

La contemplación invita al seguimiento y el seguimiento a la contemplación. Ambas realidades sostienen el sentido de nuestra vida de hermanos. Juntos, desde el espacio de la fraternidad, prolongamos de manera profética la mirada de Dios sobre el mundo, denunciando lo injusto y convirtiéndonos en testigos de la esperanza y de la alegría del Evangelio.

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