jueves, 19 de septiembre de 2024

CAMPO DE TRABAJO, VERANO 2024

“Vamos a hacer un voluntariado en Madrid, ¿te apuntas?” esto es lo que me dijeron un día de febrero de 2024. Al principio no iba a ir, pero un día en el campamento de Urbasa, teniendo una conversación con unos amigos mientras andábamos por el monte, me explicaron más a fondo el proyecto. Ahí fue cuando lo tuve claro.

Hola, soy Lucía Mayoral y participé en el voluntariado de Madrid de 2024. Cuando me explicaron el propósito del viaje a Madrid me encanto la idea, pero fue cuando lo viví que no dude ni un momento en saber que había hecho muy bien en ir.

Nosotros, los voluntarios, trabajamos en dos lugares muy conectados entre sí, pero distintos. El primer lugar de actuación fue Casa Boza, donde se imparte un servicio de residencia y acompañamiento para inmigrantes subsaharianos en nuestro convento de Usera, aproximadamente hay 12 personas viviendo allá. Y, el segundo, fue el Proyecto Afrique que consta de un centro de día para la acogida, encuentro, orientación e intervención con inmigrantes de origen subsahariano recién llegados a Madrid. Estos proyectos son dos de los cuatro que tiene el Servicio Capuchino para el Desarrollo y la Solidaridad (SERCADE) en Madrid.

Tras esta breve explicación, paso a contaros lo que hacíamos en los días del voluntariado. Por las mañanas íbamos a Casa Boza, donde se plantearon dos actividades; la primera consistía en transformar unos palets en maceteros, y la segunda era realizar un mural en la puerta de la entrada. Los voluntarios y los chicos que viven allá nos dividimos y nos mezclamos en dos grupos. Cada grupo hizo una de las actividades a lo largo de los días que estuvimos allá. De la misma manera, que al trabajar juntos se entablábamos conversaciones muy interesantes con ellos, también era un buen rato la comida, ya que comíamos con ellos en la casa.

Por la tarde íbamos al Proyecto Afrique, que está abierto de 16:00 a 20:00. Los inmigrantes reciben clases de español de 17:00 a 19:00 impartidas por profesores voluntarios. Nosotros nos repartimos y estuvimos dando clases de español también. Y, cuando acababan, cogíamos un parchís, y jugábamos con ellos.

En cambio, no fue toda la semana igual. Un día fuimos a comer y pasar la tarde al río con todos, tanto los chicos de Boza como los de Afrique. Otro día fuimos a una piscina con los chicos de Boza, y como era el último día que íbamos a estar con ellos, por la tarde fuimos al Retiro, con Boza y Afrique. Al Retiro llevamos las guitarras y algún que otro balón, estuvimos jugando, bailando, jugando a las cartas... En resumen, un intercambio precioso de culturas.

Y, me gustaría para finalizar, agradecer a Aimara y Clara, las trabajadoras sociales de Casa Boza, y a María Seco, coordinadora del Proyecto Afrique, por poner tanto amor al trabajo que hacen y acogernos tan bien como lo han hecho. También a Jesús por hacernos sentir como en casa en El Pardo. Asimismo, agradecer a Javi y Luis por organizar una experiencia tan impresionante como esta. Y como no dar las gracias al grupo de voluntarios: Eva, María, Alex, Sergio, Marta, Mikel y Alba, no habría sido una de mis mejores experiencias sin vosotros. Y, por último, dar las gracias a todos los inmigrantes subsaharianos que están en los proyectos, por ser tan agradecidos y buenas personas como lo sois todos, y, sobre todo, por hacerme abrir los ojos contándome vuestras experiencias, confiando en mi cuando era una mera desconocida para vosotros. Gracias.

Lucía Mayoral (JUFRA de Logroño)

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