jueves, 19 de diciembre de 2024

POQUITO

Estamos habituados a medirnos según lo máximo que hemos podido alcanzar a lo largo de nuestra vida. Así, cuando éramos jóvenes pusimos en juego nuestras capacidades en aquello que se nos requería: fuimos generosos, aprendimos habilidades, nos entregamos a un proyecto, colaboramos en mejoras, etc. Todos recordamos aquello que hicimos, dónde estuvimos, con quiénes, etc. Ahora que tenemos más años y nuestras facultades no son las mismas, sino menos, fácilmente nos nace decir que ya no podemos, que ya no valemos, que ya no somos… Y por ello, puede que nos dejemos caer por la pendiente de desapuntarse, del “ya no”, de la rendición...

Sin embargo, quizá esta situación de limitación sea la gran oportunidad para desarrollar la humildad que no pudimos hasta ahora. Pero no la humildad como maquillaje y tapadera de la rendición, del abandono. Si nos desapuntamos de la vida, del compromiso, de la entrega, no es por humildad sino por rendición, quizá por ese punto de soberbia que no nos deja vernos como somos ahora, y no como en otras etapas de nuestra vida. Al contrario; sería humildad si nos diera esa capacidad de saber dar lo poco que podemos y tenemos. Sería esa sabiduría que nos libera de la necesidad de dar la talla, del tener que estar a la altura que se espera de uno, o de las expectativas que uno se pone a sí mismo.

Desde la humildad de lo que soy y tengo, hago todo lo que puedo, no más; ni menos. Con lo poquito que soy, doy todo. El mayor nivel de generosidad se hace desde la humildad.

Parafraseando a santa Teresa de Jesús: “Y como me vi mujer y ruin e imposibilitada de aprovechar en lo que yo quisiera en servir al Señor, (…) determiné hacer eso poquito que era en mí, (…) confiada en la gran bondad de Dios, que nunca falta de ayudar a quien por él se determina a dejarlo todo”.

Carta de Asís, diciembre 2024

martes, 17 de diciembre de 2024

EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS DE SOR ISAURA

Sor Isaura es una franciscana. Conocedora, seguidora y admiradora de san Francisco de Asís, forma parte de la orden creada en 1211 por santa Clara, pero lo sorprendente, por inusual, es que en este monasterio, fundado en el año 1326 por la reina Elisenda de Montcada, esposa del rey Jaime Il de Aragón, es el lugar en el que Sor Isaura realiza sus singulares fotografías.

La artista realiza ciento catorce fotografías relacionadas con la totalidad de los versos que configuran el Cántico. La técnica utilizada es un aspecto que la autora no acepta a revelar en detalle. En su quehacer artístico existe algo de la experimentación alquimista propia del medievo. Al igual que el también franciscano Roger Bacon, que en el siglo XIII dedicó parte de sus trabajos a la reflexión y la refracción de la luz, en sus estudios dedicados a la óptica, en las fotografías de Sor Isaura hay una experimentación a propósito de las leyes y los fenómenos de la luz.

Su técnica no tiene ninguna relación con los programas de retoque de imágenes, aunque por el resultado de las obras podría creerse lo contrario. Sin entrar en detalles, de manera genérica, puede afirmarse, por los efectos obtenidos, la presencia de reflejos como consecuencia de la utilización de cristales en toda su obra.

El uso de los reflejos en la pintura a través de la inclusión de espejos o cristales ha sido recurrente y ha supuesto la posibilidad de pintar en el cuadro aquello que no podía ser contemplado en la bidimensionalidad de la pintura. También los reflejos en la historia de la fotografía cuentan con una exhaustiva lista de nombres que han basado algunas de sus creaciones en este efecto, como Edwar Steichen, Walker Evans, Louis Faurer, Henri Cartier-Bresson, Shomei Tomatsu, Lee Friedlander, Takuma Nakahira... que también se han valido del efecto de los reflejos en sus obras. En el caso de las fotografías que nos ocupan es absurdo apelar a una tradición que no posee relación alguna ni con la autora de las mismas, ya que su formación es autodidacta, ni, tampoco, con los libros ni los manuales de fotografía que le son ajenos.

jueves, 12 de diciembre de 2024

ORACIÓN COMUNITARIA, DICIEMBRE 2024

Haz clic en la imagen para acceder a la oración comunitaria para este mes.

martes, 10 de diciembre de 2024

RATIO FORMATIONIS: LA ALEGRIA

Todos buscamos ser felices: es una tendencia innata sin la cual no es posible vivir. No faltan, sin embargo, propuestas de alegría de bajo coste, instantánea, fugaz. Es una felicidad devaluada, una falsa alegría que desemboca en desencanto, frustración y tristeza.

En el relato de la verdadera alegría, Francisco abre su corazón y nos ofrece la sabiduría de su vida: la verdadera alegría no reside en el éxito. Hace falta tiempo para comprender la profundidad de este pensamiento, pues parece que la experiencia dice lo contrario: que solo en el aplauso, en el reconocimiento, en la satisfacción es natural sentirnos alegres.

¿Cómo puede actuar un hermano menor cuando no se ve valorado por los hermanos, cuando lo consideran prescindible, cuando no se siente amado por ellos? La respuesta de Francisco surge de su propia experiencia. Aquí está la verdadera y perfecta alegría: si tu corazón no se turba, si perseveras en tu vocación de seguir siendo hermano de todos, sin apropiarte de nada (incluso de aquello que crees merecer), entonces habrás derrotado para siempre las sombras de la tristeza.

El origen y el horizonte de la alegría franciscana están en el encuentro con Jesús. La experiencia de la Pascua -el encuentro con el Resucitado- conduce a una Vida abierta a todos, nos da fuerzas para no renunciar al sueño de una fraternidad de hermanos que caminan por el mundo ofreciendo un estilo de relación inclusiva, libre y fuente de libertad. De manera especial, la relación con los pobres nos centra en el Evangelio y nos hace ver que, en verdad, aquello que somos ante Dios, eso somos y nada más. Su amor incondicional y fiel es la razón de nuestra alegría verdadera.

domingo, 8 de diciembre de 2024

CON DIOS TODO ES POSIBLE

Todo nos es posible, en la medida humana, con el amparo amoroso de Dios. Pero no pidamos a Dios lo que tenemos que hacer nosotros. ¿Cómo podemos nosotros hacer que con Dios todo lo que es posible lo sea?
  • Implicándonos: sin implicación la oración es una planta sin raíz; sin implicación las cosas no mejoran, quizá empeoran; sin implicación, la vida no avanza, retrocede.
  • Confiando: si confías, las dificultades aminoran y las posibilidades de conseguir algo crecen; confiando, el corazón se entrega y los caminos humanos se hacen gozosos; si confías, hay más posibilidades de que la vida se entienda incluso cuando las cosas no van bien.
  • Acompañando: cuando acompañas, Dios acompaña; cuando sales al camino, Dios se encuentra con el frágil; cuando escuchas amantemente, el necesitado de escucha cree que Dios mismo le escucha.
Tenemos que ir abandonando la idea de un Dios mágico, un gran rey mago al que le puedo sacar todo lo que necesite a fuerza de plegarias y promesas. No es así. Dios está de nuestra parte y nos da lo necesario para vivir dignamente dentro de los límites de la vida. Abandonemos la idea de un Dios todopoderoso y acojamos la de un Dios bondadoso del todo, amoroso sin desfallecimiento, generoso contando con los límites de la vida.

María nos enseña estos caminos de fe adulta. Dios estaba de su parte, pero a ella le correspondió dar cara a sus situaciones de vida nada fáciles. Celebrar su recuerdo habría de animarnos a encarar la vida con fuerza sabiendo que Dios está detrás sosteniéndonos. Con eso, el gozo de vivir será mayor y aumentará el valor ante las dificultades.

Fidel Aizpurúa, capuchino

viernes, 6 de diciembre de 2024

BRIZNAS DE ESPERANZA

La esperanza es un tema recurrente en Adviento. Pues ¡que vuelva la esperanza! Siempre viene bien volver a la espiritualidad de la esperanza sobre todo cuando esta parece escasear. Siempre nos alivia hablar de aquello que carecemos. Pero, de alguna manera, habría que “atrapar” aquello que nos resulta tan volátil.

Por eso mismo hablamos de “briznas”, de aquello atrapable, pero pequeño, de lo que resulta casi insignificante pero que está ahí al alcance de la mano. ¿Eso tan pequeño, esa “brizna”, puede suscitar esperanza? Quizá sí.

Dice el poeta M. Rico: “Nunca poseeremos la tierra./Si acaso, una brizna de aire o un destello”. Una brizna de aire, un destello, parecen nada. Pero es el don sagrado de vivir y respirar por el que algunos darían toda su fortuna. Y el francés G. Apollinaire: “Brizna de brezo, olor del tiempo./ Recuerda que yo te espero”. La esperanza como una brizna de brezo, una pajita humilde que, junto con otras, hace la escoba que barre el humilde hogar, las cuadras de los animales.

Habrá que acercar la esperanza y entenderla y vivirla de forma humilde. Quizá de ahí brote la chispa de un fuego que alumbre los pasos. Por eso el Adviento es tiempo propicio para llamar quedamente a la esperanza, para que vuelva a descongelar el duro corazón que dice que no hay nada que hacer, que todo seguirá igual o peor, que la noche sigue siendo el escenario de nuestra vida.

Adviento: tiempo para volver a la esperanza, con realismo, con humildad, con el anhelo que brota de un rescoldo del que vuelve a surgir una llamita, temblorosa y tenaz.

Fidel Aizpurúa, capuchino

miércoles, 4 de diciembre de 2024

FUENTE DE SILOÉ 2024

El pasado fin de semana tuvo lugar nuestro encuentro de oración y silencio “Fuente de Siloé” en el Pardo, Madrid. Asistieron 10 animadores de pastoral juvenil de nuestras presencias. El tema de fondo fue el Cantico de las criaturas, que los hermanos de El Pardo ayudaron a interiorizar desde tres enfoques diferentes: uno más histórico (Jaime Rey), otro dogmático, profundizando más en el elemento del agua (Javi Moreno), y el tercero más vivencial (Jesús Torrecilla).

En el tiempo personal se aprovecharon los espacios de silencio y el material facilitado por los hermanos. También el buen clima ayudo a dar buenos paseos por los alrededores. Los momentos de oración compartida fueron preparados por Patricia Arenas y Joaquín Morata, dos de los miembros de la Comisión de Pastoral Juvenil. Jesús Torrecilla presidio la Eucaristía final y con un inesperado vermut y la comida compartida terminó el encuentro. Gracias a los hermanos de El Pardo por su cercanía y generosa colaboración.

La Comisión