Ante un mundo en el que se nos plantea vivir rápido, estar a la última, manejar redes sociales, estar en continua comunicación, tener todo a nuestra disposición, obtener placeres varios y rápidos… hablar de Vocación parece algo trasnochado, aparentemente sin interés y poco atrayente.
Veo los rostros de muchos jóvenes, que a pesar de todo lo anterior, están tristes, sin expresión, como si vivir fuera algo aburrido y no entrañara algún sentido. Y no sólo a los jóvenes ocurre esto, también los adultos parece que tienen sobre ellos una especie de nubarrón oscuro a punto de tormenta.
Vivir, la Vida no puede consistir sólo en trabajar, tener y conseguir dinero, buscar y obtener diversos tipos de placeres a través de otras tantas adicciones…
También es verdad que se hacen grandes proyectos que nos llena el tiempo porque se centran en lo que tenemos que hacer. Por tanto, hay proyectos y proyectos…
Quizá lo más interesante es que nos planteemos qué es lo que queremos ser, o quizá tendríamos que lograr un equilibrio entre lo que queremos ser y lo que queremos hacer. A menudo, cuando intuimos lo que queremos hacer y ser lo acallamos y buscamos mil y una excusas para no realizarlo: las circunstancias, la falta de tiempo, los imperativos de la vida cotidiana nos hace pensar “ya lo haré más adelante”, y esto a menudo significa no hacerlo nunca jamás. Esto puede provocar en nosotros una sensación de como si fuéramos felices pero no lo manifestáramos y si no lo manifestamos me temo que no somos felices.
¿Quién no ha tenido sueños? Pero estos se evaporan si no los hacemos realidad, “si esperas que tus sueños se llenen de polvo, te convertirás en un viejo espantapájaros, lleno de telarañas” (François Garagnon, Jade y los misterios de la vida, ed. Paulinas, 3º ed. Madrid 2000, pg. 36).
Por ello es indispensable que tengamos sueños, proyectos, y que cada día que nos levantamos, nos esforcemos por estar a la altura de los sueños y de los proyectos, porque si no lo hacemos así no dejaremos de ser unos mediocres, personas “sin interés por cosa alguna, que dedica toda su vida a las cosas terrenas porque se dice así mismo que no hay tiempo para mirar a las estrellas” (pg. 37). Sueña para poder vivir. (Hno. Benjamín Serrano)
Veo los rostros de muchos jóvenes, que a pesar de todo lo anterior, están tristes, sin expresión, como si vivir fuera algo aburrido y no entrañara algún sentido. Y no sólo a los jóvenes ocurre esto, también los adultos parece que tienen sobre ellos una especie de nubarrón oscuro a punto de tormenta.
Vivir, la Vida no puede consistir sólo en trabajar, tener y conseguir dinero, buscar y obtener diversos tipos de placeres a través de otras tantas adicciones…
También es verdad que se hacen grandes proyectos que nos llena el tiempo porque se centran en lo que tenemos que hacer. Por tanto, hay proyectos y proyectos…
Quizá lo más interesante es que nos planteemos qué es lo que queremos ser, o quizá tendríamos que lograr un equilibrio entre lo que queremos ser y lo que queremos hacer. A menudo, cuando intuimos lo que queremos hacer y ser lo acallamos y buscamos mil y una excusas para no realizarlo: las circunstancias, la falta de tiempo, los imperativos de la vida cotidiana nos hace pensar “ya lo haré más adelante”, y esto a menudo significa no hacerlo nunca jamás. Esto puede provocar en nosotros una sensación de como si fuéramos felices pero no lo manifestáramos y si no lo manifestamos me temo que no somos felices.
¿Quién no ha tenido sueños? Pero estos se evaporan si no los hacemos realidad, “si esperas que tus sueños se llenen de polvo, te convertirás en un viejo espantapájaros, lleno de telarañas” (François Garagnon, Jade y los misterios de la vida, ed. Paulinas, 3º ed. Madrid 2000, pg. 36).
Por ello es indispensable que tengamos sueños, proyectos, y que cada día que nos levantamos, nos esforcemos por estar a la altura de los sueños y de los proyectos, porque si no lo hacemos así no dejaremos de ser unos mediocres, personas “sin interés por cosa alguna, que dedica toda su vida a las cosas terrenas porque se dice así mismo que no hay tiempo para mirar a las estrellas” (pg. 37). Sueña para poder vivir. (Hno. Benjamín Serrano)
¡¡Qué bueno eso de intentar que "los sueños no se llenen de polvo"!! Y también eso otro de tener un equilibrio entre el hacer y el ser, porque muchas veces creemos que nuestra persona se resuelve acertando con lo que hacemos y no siempre es así. Un abrazo
ResponderEliminar"Los sueños no se llenen de polvo". Cuando vives el día a día intensamente es dificil tener sueños, pero saber que tu vida es un sueño del amor gratuito hace que nunca se llenen de polvo. Gracias por este texto tan bonito.
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