Una ola de abatimiento, de conformismo, de pesimismo, de pensar que no se puede hacer otra cosa ha caído sobre la población en general siendo el parapeto de cualquier reforma que recorte los derechos adquiridos. Es preciso luchar contra esa manera de sentir. Y no, tal vez, con la pretensión de arreglar lo que parece que no tiene mucho arreglo, sino con el deseo de que no muera la esperanza y la sed de justicia, de que no se apague en las gargantas de los pobres el grito de su dignidad oscurecida. Esto ha de tener algún lado práctico para que no quede en un mero anhelo. La reflexión puede ayudar, la oración también. La Cuaresma de este año puede ser entendida y vivida en este momento como un volver, convertirse, más humanamente a ese pueblo que somos nosotros y que, en muchos de sus sectores, sufre fuertemente. Jesús, a quien le fue vital el sufrimiento ajeno, nos anima a ello. (Fidel Aizpurúa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario