El viernes pasado me encontré esta pintada en una calle de Logroño: “Dios no está con nosotros. Está en otro proyecto mejor”. Al día siguiente una conversación con mi hermano me llevaba a uno de los temas típicos de este tiempo: “lo mal que está todo ahora, cuánta gente que conocemos está sin trabajo…”. Un lugar común, pero que se refiere a algo muy real que te llena de una sensación de desesperanza con pocas perspectivas de salida.
Más allá de la crisis económica y financiera, hay formas de mirar la vida que nos han llevado a esta desesperanza. Nuestra mirada a la realidad suele ser una mirada utilitarista, que quiere sacar algo de ella. Muchas veces, nuestra mirada a las personas las cosifica; no nos permitimos el encuentro con ellas tal cual son, la relación espontánea, la sorpresa: no dejo que “el otro” se me haga presente tal cual es, sin análisis, ni etiquetas. No me permito la relación Yo-Tú que explicaba Martin Buber en su libro “El yo y el tú”.
Esta mirada busca el propio beneficio, el control del entorno, la comodidad, el placer, el orden, la seguridad. Pero amputa la realidad, constriñe su horizonte porque prescinde de la magia de la vida, porque no se permite el encuentro con lo diferente, con lo inesperado, con lo trascendente.
Y ahora que hasta el bienestar se pone en cuestión, parece que si nos lo quitan ya no nos queda nada. Hemos prescindido del horizonte de sentido y por otra parte los mercados han acabado con nuestra fantasía de personas satisfechas. Esta puede ser una de las razones de la sensación de desesperanza, de creer que Dios no está con nosotros.
Pero eso no es así, estamos a tiempo de volvernos a encontrar con la profundidad que late en cada instante del presente. Estamos a tiempo de salir de esa vida enajenada, automatizada, y encontrarnos con la vida tal cual es, sin mediaciones ni prejuicios, totalmente presentes, espontáneamente presentes. Así, independientemente de la situación financiera del país o de nuestro bienestar nos encontraremos con la magia de la vida y descansaremos confiados en esa presencia que lo llena todo, que lo trasciende todo, en la presencia de Dios: ¡es posible la esperanza! (Javier Morala).
Quiza con quien no está es con una determinada Iglesia, y sí que está con otra Iglesia mejor (¿quien sabe?)
ResponderEliminar¿Ese nosotros se refiere a la Iglesia o a la especie humana? Es que estaba escrito en plena calle ¿no? Un abrazo
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