8. Jesús, eliminador de barreras hacia la total fraternidad: Ya que la historia humana es un continuo elevar barreras a la fraternidad, a la relación, al entendimiento. Jesús es uno que, a su manera, ha tendido a eliminar barreras, a hacer de “los dos pueblos (de toda variedad social) uno” (Ef 2,14). De ahí que una visión de lo cristiano que mantenga viva la barrera de la religión es algo que se aleja del Evangelio.
9. Jesús, camino hacia la profunda humanidad: Porque esa ha sido la meta de su descenso, de la kénosis que da sentido a su existencia histórica (Filp 2,6-11). Eso marca la dirección de la experiencia cristiana: ahondar huyendo de la superficialidad hasta dar con la verdad última que anida en los pliegues profundos del alma.
10. Jesús, que hace innecesaria la distancia entre lo humano y lo divino: Como queda claro en el Evangelio al poner como absoluto único no el de Dios, sino el de la persona. No es el “amor más grande” el amor a Dios sino el de quien entrega su vida por amor (Jn 13,18).
11. Jesús, seguridad que nos confirma en la posibilidad de lograr la plenitud: Ya que la dura experiencia histórica lleva a pensar que el logro de la plenitud es una quimera. Pero Jesús confirma a la persona que está destinado a la dicha y que su mayor pecado sería no lograrla. Por eso el suyo es un programa de felicidad (“Dichosos”).
12. Jesús, facilitador de vida: Por lo que la religión no puede ser un impedimento más en la vida sino un cauce facilitador. Eso ha demandado a Jesús una fuerte resituación del planteamiento religioso: allí donde hay conflicto en religión y persona, Jesús opta por la persona asumiendo con valentía el conflicto (Mt 12,1-8). Su propuesta es “ligera”, tiende a facilitar al máximo los duros caminos de los pobres (Mt 11,30).
13. Jesús, revelador de la fuente del ser: Porque sin ser la fuente del ser ha sido un revelador prístino de esa fuente diciendo que se ha quedado en él (Jn 1,32) y en toda persona (Jn 14,23), en toda realidad. Por él sabemos los cristianos que tal fuente mana aunque, al ser gentes de superficie, no la percibamos e, incomprensiblemente, traicionemos al ser.
14. Jesús, profeta de la plenitud del mañana: Ya que la pregunta por ese lugar que llaman el “mañana” surge en la vida de los débiles (E. Dickinson). Y Jesús no ha anunciado doctrinas, ni leyes, ni morales, ni religiones, sino “un nuevo amanecer”, un posibilidad en las manos (Hech 26,23).
Fidel Aizpurúa, capuchino
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