Durante los 8 días que duró el campamento, los 38 acampados vivieron una experiencia intensa, realizando todo tipo de actividades, por grupo o individuales, preparadas por los monitores: talleres, dinámicas, gymkanas, espectáculo por cabañas o diversos juegos, destacando los ratos de oración y canto. Además, hubo tiempo para las tareas, ya que diariamente cada grupo tenía una función asignada para limpiar y cuidar la instalación. También se realizó una excursión sorpresa a Caravaca, donde los componentes del campamento se ganaron el jubileo ascendiendo a la Basílica de la Vera Cruz. El viaje se completó con un baño en la piscina municipal de “La Rafa”, en Bullas
Finalmente, y tras la entrega del regalo del amigo invisible -el cuál realizaron los acampados en los talleres-, los jóvenes se marchaban el sábado dejando una gran vivencia y daban paso al campamento de los pequeños. Se ponía en marcha la cuenta atrás para el campamento del año que viene.
Alberto Heredia Rubio
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