martes, 15 de mayo de 2018

UN DIOS DENTRO

La física cuántica nos muestra cómo el universo está en expansión debido a una fuerza que explotó hace millones de años cuando la energía del silencio descansó sobre un horizonte de nada pura. Entonces, un sonido poderoso explotó como una bola de fuego imponente. El silencio engendró la danza y la danza explotó en la vida. Esta energía infinita danzó hacia la existencia en modos de gran creatividad. Por eso la tierra es tan radioactiva y mantiene su centro caliente por las continuas reacciones nucleares. Incluso muchos átomos en toda la superficie siguen todavía explotando.

Está calculado que en nuestro propio cuerpo tres millones de átomos de potasio explotan cada minuto. Esa fuerza de dentro puede recibir el nombre de Dios: un Dios que es fuente de energía, de vida, y, si se mira desde el amor, fuente de amor. No un Dios lejos, fuera, en su cielo, no se sabe dónde. No, se sabe dónde: en el centro de la vida, sosteniéndola, produciéndola, amándola. La verdad de Dios en ese centro es lo que la resurrección de Jesús quiere enseñarnos.

La mejor respuesta es la contemplación admirativa, la alabanza, el éxtasis ante aquello a lo que pertenecemos. ¿Puede ser esto rodeado de cordialidad hasta que pueda entrar en nuestro corazón tanto o más que lo que entró con las representaciones religiosas tradicionales?

Ojalá.
Fidel Aizpurúa

No hay comentarios:

Publicar un comentario