jueves, 16 de enero de 2020

¿QUÉ DICEN LOS EVANGELIOS SOBRE LA SEXUALIDAD?

El judaísmo, como muchas religiones antiguas, ha tenido a la sexualidad en el punto de mira y ha considerado, en general, todo lo relativo a ella como algo próximo al pecado. Pero lo que ha venido después, en el cristianismo islamismo ha ido más lejos.

Los evangelios no están muy interesados por el tema o, al menos, no están de manera sectariamente condenatoria. Quizá sea porque están más interesados en la dicha que en el pecado.
  • Atina bien el evangelio cuando dice que una negativización de la sexualidad y de otras prácticas humanas tiene su fuente en el corazón: Mt 15,19 dice que «del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias». Hay que apuntar a esa fuente, a esa “mirada”. ¿Cómo leer la sexualidad desde un lado benigno y hasta hermoso?
  • Para el evangelio todo, también la relación más íntima, por ejemplo la matrimonial, ha de estar bajo el paraguas de la igualdad. Si no lo está, «el hombre debe abandonar a su padre y a su madre», es decir, el que tienen la sartén por el mango en una sociedad desigual ha de hacer renuncia de sus posiciones de poder. Lo que corrompe la relación no es la sexualidad, sino el ejercicio del poder que desiguala.
  • Se podría decir que en los evangelios hay atisbos que hacen pensar que cuando la sexualidad falla todos, hombres y mujeres, tienen parte en ello, tratando de corregir la práctica secular de que solamente las mujeres son las malas (desde aquello de Eva). En Jn 8,10 Jesús pregunta a la adúltera por los que la condenan, por los hombres que la condenan… Y al no haber hombre alguno que condena, él, hombre, tampoco condena. Si condenaran la condena se volvería sobre ellos mismos porque el adulterio, como casi toda disfunción sexual es cosa de dos. Jesús no condena porque es bueno, sino porque es hombre y sabe muy bien que la culpa se reparte entre los dos géneros. Quizá podría haber ido más lejos: el lugar de dejarles marchar, haberles interpelado, haber dirigido las piedras hacia ellos. Culpabilizar al otro es la forma de encubrir a una parte del problema, quizá la más concernida.

Texto: Mt 5,27-28: «Os han enseñado que se os mandó: No cometerás adulterio (Ex 24,14). Pues yo os digo: cualquiera que mira a una mujer con intención de codiciarla, ya ha cometido adulterio con ella en su interior».
  • La moral tradicional hizo en su día un auténtico campo de batalla con el tema de los malos pensamientos. Cualquier pequeño pensamiento de corte sexual entraba en ello. Hoy parece que hemos comprendido que hay que distinguir las cosas y que hay pensamientos absolutamente intranscendentes, festivos, valorativos y otros que tienen otros contenidos. El componente de humanidad y de dignidad es el que dirime la cuestión.
  • La antítesis de san Mateo habla de la verdad del adulterio: ésta no es solamente acostarse con la mujer de otro hombre (o con el hombre de otra mujer, porque el adulterio va en ambas direcciones aunque el judaísmo lo aplique solo a la mujer). El asunto está en “la intención de codiciarla”, en la decisión de comenzar a poner los mecanismos necesarios para apropiarse de ella. El primero de los mecanismos es el propio corazón que habrá que desenmascarar. Luego, pueden venir otros.
  • Si la mirada es sin intención de codiciarla, de modo meramente valorativo o festivo con humanidad, la cosa es harina de un costal menos severo. Necesitamos en todo esto una higiene mental que no se logra solamente por el cuidado con el que hay que tratar siempre a la persona, sino también por ir logrando otra manera de mirar las cosas y apreciarlas desde valores de dignidad y de disfrute.

Aplicación:
  • La prensa dice que, en La Rioja, por ejemplo (es de suponer que en las demás autonomías por el estilo) el 60% de los adolescentes ven en sus móviles películas porno. Parece que eso no tiene importancia y ni profesores ni padres parecen hincarle el diente al asunto. Pero si el dato es cierto, estamos hablando de que la fuente, la mirada, de la sexualidad está siendo afectada. ¿Cómo dar otra visión más positiva del asunto, más gozosa, más disfrutante, con menos carga de negatividad?
  • En este asunto, seguimos como en tiempos del judaísmo, es la mujer la que sale perdiendo porque es la parte social más débil aún de la relación humana. Luego nos quejamos, y con razón, de que salgan por todas las esquinas “manadas” que avasallan a las personas en situación de inferioridad.La valoración de la corporalidad de la mujer habría de pasar a otro terreno. Quizá comenzando por defenderla de los depredadores; quizá entendiéndola como un agente de disfrute social (lo mismo que el hombre), no como una presa sexual a cobrarse.
  • Todo esto tiene mucho que ver con el logro de una relación respetuosa, tolerante y valorativa. Queremos “curar” la sexualidad inhumana sin trabajar la buena relación humana en ámbitos sociales que no tienen que ver con el sexo. Todo lo humano está interconectado: no se puede sanar una sección dejando las demás sin tocarlas, por ejemplo, todo el tema de la violencia que es un asunto que toca de lleno a los cuerpos (queremos que los adolescentes no vena porno y no importa que ven cientos de asesinatos en las películas de cada día).

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