Bienvenido, Señor, esta es tu casa.
Haz de nuestro mundo un hogar de pan y de paz.
Porque a veces rompemos en pedazos la gran casa del mundo,
reconstrúyela con tu nacimiento.
Bienvenido, Señor, a la tierra.
haz de nuestro suelo, caminos de amor y de concordia.
Porque a veces rompemos la gran partitura
que Dios compuso en el principio de la historia.
Bienvenido, Señor, en esta noche silenciosa
a un lugar donde habita y reina el ruido.
Queremos escuchar palabras de amor,
queremos ver el rostro de Dios,
queremos comprender que, para llegar hasta El,
hay que inclinarse y entrar pequeño en Belén.
¡Gracias, Señor, por venir!
Eres la gran noticia de esta noche,
La luz que ilumina el camino incierto del hombre,
el llanto que nos hace de nuevo ser solidarios,
el Niño que, en el mundo, es salvación y futuro.
Bienvenido, Señor, a este valle.
Permítenos, como los pastores,
ofrecerte lo que somos y tenemos.
Déjanos, unirnos al coro de los ángeles y arcángeles
para cantar eternamente tu gloria.
Doblamos nuestras rodillas ante, Ti, Señor.
¡Eres tan pequeño y tan grande!
¡Tan débil y tan fuerte!
¡Tan inocente y tan sabedor de lo que te espera!
¡Bienvenido, Señor, a nuestra casa!
La paz, el amor, la concordia,
la fraternidad, el mundo, las personas...
Todo te espera y todos te necesitamos.
Amén.
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