viernes, 4 de diciembre de 2020

TIEMPO DE ESPERA Y ESPERANZA

Ya transcurrió un año, estamos iniciando un adviento más, pareciera que el tiempo va a pasos agigantados entre los miedos y oscuridades del COVID-19.

Seguramente este adviento será muy distinto, el virus no solo afecto la salud de las personas queridas, sino también ha hecho daño en el corazón del hombre, en su esperanza y felicidad, en sus valores, en sus objetivos, en sus tiempos y cuando el hombre o la mujer pierden la esperanza todo pareciera hacerse más complejo y difícil

Pero adviento significa espera y esperanza en el Señor, ser capaces de descubrir que los tiempos de Dios no son los nuestros y que en el camino, él, volverá a nosotros, a reinar en nuestros corazones.

Hoy la humanidad se encuentra dividida entre quienes ansían volver a la misma normalidad que dejamos, otros solo esperan el reencuentro con sus seres queridos, otros tal vez esperan que llegue la vacuna, y podemos encontrar muchas esperas mas; pero adviento es:

  • la espera puestas en María y José que como Mamá y Papá serán capaces de proteger la vida de Jesús dándole calor, ternura, Hogar, amor mas allá de la pobreza donde nació.
  • la presencia real, una vez más, en nuestros corazones del niño de Belén. Aquel niño desnudo, desprotegido, necesitado de ser amado.
  • la esperanza cristiana depositada en una persona: el niño de Belén, Verdadero Dios y Hombre, Jesús.

¿Y quienes lo esperan realmente?

Lo esperan realmente aquellos que son capaces de mirarse a si mismos, de hacer silencio y profundizar en su propia vida el sentido de la conversión para así ser capaces de poder cambiar día a día la lógica del descarte, del usar y tirar, del consumir y disfrutar.

Este tiempo es una nueva oportunidad para descubrirnos a nosotros mismos y preparar el corazón.

¡Velad! Es el grito de adviento, no pasemos por la vida sin dejar huellas profundas no en la tierra, sino en los corazones de nuestros hermanos. Huellas de Paz y fraternidad. Huellas de Amor y compasión. Huellas de santidad

¡Velad! Es el grito de adviento, que nos llama a seguir cuidándonos sin dejar de ser hermanos hijos, padres y madres. luz encendida sobre la mesa.

¡Velad! Es el grito de adviento, que nos llama a preparar la mesa y en la espera esperanzadora de la navidad.

Que este tiempo de adviento, crezcas hacia dentro, en profundidad, crezca hacia lo alto, en esperanza y crezca hacia los demás en misericordia.

Para que la luz de la Navidad inunde y transforme tu vida, vive este tiempo de adviento de puertas para adentro. Así Serás capaz de arrancarle a nuestros días, a la dictadura del tiempo, tiempo para ti y para Dios.

pazybien.es


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