lunes, 6 de mayo de 2024

NADIE TIENE AMOR MÁS GRANDE

Por muchas veces que lo leamos, el evangelio siempre nos sorprende. Son palabras vivas y, por eso, llevan a la vida. Eso sí, se precisa un poco de reflexión.

Siempre se nos había dicho que el amor más grande era el amor a Dios. “Hágalo usted por amor de Dios”, se decía como la más grande de las motivaciones. Pero el evangelio nos dice que “no hay amor más grande que dar la vida por aquellos a quienes se ama”. De modo que el amor más grande es el amor al otro, a todo otro.

El mismo san Juan lo dice en otras páginas suyas: tú dices que amas a Dios, y será verdad. Pero eso yo no lo veo. Sin embargo si veo si amas o no al hermano. Y si no se ve que amas al hermano, si tus relaciones son difíciles, si eres persona conflictiva, si no te interesan las situaciones de los frágiles, cae un interrogante sobre tu pretendida fe. Resulta fácil amar al Dios lejano; otra cosa es amar al prójimo, al próximo, a la persona que me complica.

Decían san Ireneo que “la gloria de Dios es que la persona viva”. Ese es el amor más grande, el que elige la vida, el que construye la vida, el que apunta siempre en la dirección del otro. No olvidemos esta sabiduría que viene de siglos y que sigue actual.

Fidel Aizpurúa, capuchino

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