domingo, 9 de febrero de 2025

LA CULTURA DEL ENCUENTRO

Al comienzo de la lectura evangélica de hoy se dice que Jesús enseñaba a la gente desde la barca. En Galilea hay un lago bastante grande, y en su lado occidental están todos los lugares evangélicos: Nazaret, Caná, Cafarnaún, el Tabor, el monte de las Bienaventuranzas, etc. ¿Y quiénes están en el lado oriental? Los paganos, la Decápolis (algunas de sus ciudades aparecen en los evangelios: Gadara, Gerasa, etc.).

Si Jesús se pone a enseñar desde la barca y la gente está en la orilla, eso quiere decir que la enseñanza de Jesús la recibe la gente mirando hacia los paganos. Ellos, los judíos, que creen que los paganos están, sin más, condenados al infierno tienen que escuchar el evangelio mirando hacia ellos. Es como si Jesús quisiera decir: mi evangelio es para todos, no tiene sentido levantar muros, quien crea en mí tiene que ser persona de mente abierta a todos.

Apelar hoy a la apertura, al universalismo, a una mentalidad de familia humana, de casa común es más necesario que nunca porque hay mucha cerrazón en nosotros.

No son tiempos buenos para la apertura cuando el imperio del dinero habla de muros, de fronteras, de expulsiones, de nosotros primero. No son buenos tiempos pero son los mejores para mantener vivo la utopía de la apertura con certeza de que ella es la que nos hace humanos y fuertes, mientras que la cerrazón nos empobrece y nos degrada. El Papa habla de la cultura del encuentro. Para encontrarse hay que abrirse al otro. No nos apeemos de esa manera de pensar.

Fidel Aizpurúa, capuchino

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