domingo, 23 de febrero de 2025

SED MISERICORDIOSOS

Para muchos, la misericordia es un desvalor, algo propio de débiles. Están muy equivocados: hay que ser muy fuerte para ser misericordioso, hay que ser muy humano. La humanidad sin misericordia sería una jungla. Las relaciones sin misericordia habrían helado hace tiempo nuestro corazón.

Pero todos lo sabemos: la misericordia es costosa. A veces decimos ante los agravios: lo que busco es justicia, no caridad. Creemos que la justicia excluye a la misericordia. Pero el gran éxito de las relaciones humanas es ser justos y misericordiosos a la vez. Por eso podemos decir que la misericordia, entiéndase como se entienda, hace parte del cimiento de lo humano. Lo dicho: sin misericordia no hay humanidad.

Hemos de hacer un esfuerzo por mantenernos en línea de misericordia. Todos sabemos que Jesús de Nazaret nos exhorta a amar no solo a aquellos con los que nos entendemos bien; nos llama a ser misericordiosos con todos como nuestro Dios es misericordioso, a perdonar a los demás como Dios nos perdona a nosotros. Jesús se desvivió por acoger a quienes su sociedad consideraba parias. No podemos llamarnos cristianos si vamos en otra dirección.

Fidel Aizpurúa, capuchino

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