Al comienzo de ese relato se dice a Simón que va a ser cribado como trigo: zarandeado, agitado, probado, tentado. Una fe zarandeada, así es, a veces, la nuestra y la del mismo Jesús.
No creamos que Jesús tiene las cosas claras siempre. Cuando llega la prueba, como a nosotros, se le oscurece el horizonte, se le enturbia la vida, se le apaga la luz. La pasión lo deja ver a las claras: es la hora de la oscuridad, la duda, y la perplejidad.
Hemos pensado muchas veces que creer era tener unas ideas religiosas, profesar un credo, sostener unos dogmas. Pero, en realidad, creer es saberse sostenido por Jesús y por el Padre en los peores momentos. Se trata de mantener viva la certeza de que ha puesto su morada en nuestro barrio, en nuestra casa, en nuestra persona.
Y también podemos sostenernos unos a otros, como Jesús se vio sostenido por la presencia huidiza de sus amigos que, aunque nunca le abandonaron del todo, siempre estuvieron en torno a él. Sostenernos y apoyarnos no es solo sigo de solidaridad humana, es también el rostro de la fe del Jesús que, aunque zarandeado, nos sigue acompañando.
Fidel Aizpurúa, capuchino
No hay comentarios:
Publicar un comentario