domingo, 21 de junio de 2015

ALINÉATE CON LO QUE ES…

Ahora que ya tenemos encima el verano, con todo el movimiento que trae: final de curso, desplazamientos, proyectos o ausencias de ellos, separaciones familiares porque el trabajo permite unas vacaciones o ausencias de ellas y por tanto hay que pensar qué hacer con los hijos… Y un sinfín de situaciones extrañas, es cuando estamos más expuestos a desconectar de nuestra esencia y el peligro por ello de vivir mirando más hacia fuera que hacia dentro. Lo que quizá habíamos conseguido estos meses atrás tiene el peligro de perderse si no está bien arraigado.
   La imagen de las dos orillas es de las más simbólicas en el Evangelio. Nuestra vida se mueve constantemente entre estos dos polos a no ser como los místicos, que consigamos llegar a ese estado de conexión que estemos donde estemos ya nada interrumpa el estado de calma interior. Como decía San Juan de la Cruz: “Amada en el Amado transformada”.
   En la primera orilla, el estado es de puro activismo: prisas, servicio, trabajo, mucha palabra… Que sin darnos cuenta nos va llevando cada vez a un desarraigo de nosotros mismos que la mayoría de las veces puede desembocar en estados de ansiedad y estrés y cuando es necesario mojarse un poco más de la cuenta o la vida trae una situación compleja, la tormenta es de tal calibre que nos derrumba. Perdimos el timón, el rumbo, y creemos morir. Se hace necesario pasar a la otra orilla, a la otra forma de vida, donde uno se da cuenta que todo lo que habíamos hecho meses atrás no son más que débiles asideros que no permanecen en la tormenta. Caemos en la cuenta del tiempo que llevamos haciendo juicios de nuestra vida y de la de los otros, de haber acogido el papel de víctima en lugar de responsables de una serie de decisiones que en su día tomamos.
   Una cita en su primera parte de Séneca: "Alinéate con lo que es”… porque está siendo. Dejemos ya de dar vueltas a las cosas con lo que podrían haber sido si hubiera sucedido de otra manera, porque lo que es, está siendo. Lo que sí podemos hacer es pasar a la otra orilla de cómo vivirlas y se trata de hacerlo de forma consciente, porque todo es ocasión de Dios. Desde esa confianza uno se encuentra con lo que siempre ES y esa es la imagen de Jesús, un hombre que es capaz de dormir en mitad de una gran tormenta externa, porque su interior está bien conectado y toda su vida enraizada.
   En las clases de Taichi esta actitud se trabaja continuamente: el equilibrio y la coordinación son fruto y consecuencia de una conexión consciente con el cielo y con la tierra. En el centro se encuentra condensada la energía de la que mana todo. A mayor conexión, mayor quietud en el centro, mayor por tanto la consecución del equilibrio.
   Jesús nos invita a ello. Sólo de un saber mantener la calma que surge cuando has decidido ir a la otra orilla, pero hay que decidirlo con fuerza, surgirá el vivir desde el Espíritu, que por otro lado es la forma auténtica que tenemos de vivir, lo otro son sólo sucedáneos de vida.
CLARA LÓPEZ RUBIO

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