domingo, 8 de noviembre de 2015

ESCRIBAS Y FARISEOS DE NUESTRO MICROCOSMOS

Curioso título imagino que os parecerá para el comentario de un Evangelio, pero sabéis los que desde ya hace tiempo me vais leyendo que procuro “tirar hacia dentro” y recomponer el mismo escenario que un evangelio nos propone en Israel hacerlo en nuestro microcosmos que nuestro sistema mente-corazón-entrañas o lo que es lo mismo ideas-sentimientos-emociones,
   En esta ocasión, genial nos viene situar a la casta poderosa de Israel en nuestra mente y a la viejecilla en lo más profundo de nuestras entrañas.
   Conforme se va avanzando en la vida espiritual te das cuenta cómo la batalla entre lo que pensamos y lo que realmente sentimos cada vez se va haciendo más sutil pero a su vez más aprendes a diferenciar entre estos dos elementos. Siendo niños, todo es una amalgama de imágenes que no sabes ni de dónde proceden. Por cierto, que esto es lo que últimamente en los colegios estamos empezando a desentrañar y a enseñar a nuestros alumnos dentro de los límites que los profesionales que lo imparten puedan tener, pero es que por fin nos vamos dando cuenta de la gran diferencia de estas dos fuentes que tenemos en nosotros.
   En Jesús encontramos un gran maestro de esto: gran observador de la vida y de sí mismo habla de los escribas y fariseos como los que desde el poder de las ideas, las leyes y normas y acomodados en las riquezas se pavonean delante de los otros para encontrar su puesto de honor. Es su manera de hablarnos de la mente en contraposición al espíritu. Y es que el mundo de las ideas es así de poderoso y la mente un arma de doble filo que puede hacer que te acerques a las circunstancias más insospechadas por vivir desde el poder y la seguridad. Sería la imagen de Pedro en su negación de Jesús la noche del prendimiento o la negativa de él mismo a que su maestro acabara abandonado de todos porque él lucharía con todos antes de permitirlo. Cabeza y corazón a flor de piel, impetuoso…. cuánto tendría aún que bajar a la “bodega interior” de su espíritu.
   La vida, si la dejamos actuar con toda su esencia y poco a poco vamos abandonando los juicios a propósito de lo que nos sucede ya nos va enseñando a vivir la experiencia de la viuda que lo da todo: ideas y sentimientos explosivos pasan a merced de emociones procedentes del espíritu cuando el presente y la atención constante se hacen cotidianas. Y entonces damos todo lo que tenemos porque se descubre que en el quedarse vacíos y sin asimiento de ningún tipo es la fuerza del espíritu. Para esto hace falta “quemar muchas naves”, tirarse al vacío sin saber qué hay abajo y a pesar de pegarnos un tortazo saber que Dios estaba en la esencia misma.
   Así que al leer de nuevo este evangelio intentemos no quedarnos en la imagen de los que hoy ostentan el poder en la Iglesia, en el gobierno, en nuestros lugares de trabajo y “bajemos más adentro en la espesura” como así lo decía San Juan de la Cruz.

CLARA LÓPEZ RUBIO


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