sábado, 24 de diciembre de 2016

BENDICIÓN DE LA MESA DE NOCHEBUENA

Bendice, Señor, nuestra mesa de Nochebuena.
Por una noche, al menos,
deseamos que el mundo sea una gran familia,
sin guerras, sin miseria, sin drogas y sin hambre.
Sin refugiados de ningún color.
Con algo más de música y alegría
y mucha más justicia y solidaridad.
Que nuestra casa, Jesús recién nacido,
acoja tu palabra de amor y de perdón,
de misericordia y benignidad.
¡Que sea la casa de todos!
De todas las mujeres.
De todos los hombres.
De todos los niños.
Sí, ¡de todos los niños!.
Consérvanos unidos.
Danos pan y trabajo durante todo el año.
Danos fuerza y ternura,
para ser personas abiertas y justas,
que luchen, sin cansancios ni desaliento
por un mundo donde haya buenos días
y muchas noches-buenas, como ésta
en que quisiste poner tu tienda entre nosotros.
Tú serás bienvenido, Señor,
siempre a esta casa,
hasta que nos reúnas en la tuya,
al final,
a todos los hombres y mujeres del mundo,
en la alegría inagotable de tu cielo
en el gozo crecido de tu reino sin fin.
Así sea.

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