martes, 23 de octubre de 2018

SOPORTAR AL HERMANO FRÁGIL

El mes de octubre nos acerca un año más a San Francisco de Asís pues celebramos su fiesta. Recordamos su vida, su espiritualidad, esa manera de entender la vida y el mundo que trata de animarnos a muchos de nosotros en nuestra manera de afrontar nuestra vida como personas creyentes.

En este tiempo ha venido a mi memoria uno de sus avisos espirituales, una de sus Admoniciones, que habla de la compasión del prójimo. Decía San Francisco: “Dichoso el hombre que soporta a su prójimo según su fragilidad en aquello que querría ser soportado por él, si estuviese en un caso semejante”. (Adm 18)

Vivimos tiempos complicados y de un gran desconcierto. Hay realidades que nos superan, vidas desgarradas, tensiones sociales que parecen no tener solución. Ante las necesidades de tantas personas tenemos el peligro de replegarnos, cerrarnos en nosotros mismos, intentar olvidarnos de los demás. Poco a poco se va generando una sensación de miedo. A nivel político y social se nos alerta de que el modo que tiene nuestra sociedad para afrontar tal desconcierto es a través de los populismos de tintes autoritarios, de políticas que tienden al proteccionismo económico y de remarcar las diferencias sobre los otros. La insistencia en la seguridad en nuestra tierra últimamente se ha convertido en una de las prioridades y preocupaciones para la mayoría de las personas.

San Francisco, en esta frase que os cito, vuelve de manera sencilla a lo que es el mensaje de Jesús expresado en el Evangelio: el amor mutuo y la ayuda que deben brindarse no solo a los cristianos, sino a todas las personas. Él habla de “soportar” y “ser soportado”. Francisco no da a esta palabra, a “soportar”, ninguna connotación negativa. Él nos habla de la gratuidad que ha de haber en las relaciones con las personas, del apoyo y sostenimiento de las mismas. Pues, si estuviéramos nosotros mismos en una situación semejante, también nos gustaría experimentar el apoyo y la ayuda por parte de los demás.

Este consejo de Francisco podemos decir que es de “sentido común”, pero también sabemos que este sentido suele fallar... Si queremos crecer en humanidad, en fraternidad, nuestro horizonte debe estar marcado por la construcción de una sociedad en la que tengamos presente la situación de los que están más abajo y peor lo pasan. Francisco de Asís nos invita a hacernos la siguiente pregunta: ¿Qué es bueno para nuestra vida? Y, estoy convencido de que es bueno para mí aquello que también contribuye a mejorar la vida de la mayoría de las personas.

Benjamín Echeverría, capuchino

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