martes, 9 de octubre de 2018

UNA DE BLABLACAR

Últimamente estoy utilizando para viajar empresas como Amovens o BlaBlaCar que facilitan compartir gastos y encontrar alternativas a las posibilidades que ofrece el transporte público. La última vez viajé con una chica encantadora: dispuesta a favorecer el viaje, cercana en el trato, con una conversación muy interesante sobre nutrición y otros temas, cuestionándose muchas de nuestras formas de vida. Se mostró como una persona inquieta, que reflexiona y que no se conforma con lo que la sociedad nos propone.

Me sorprendió la riqueza interior de esta chica porque no era una persona elegida, sino que era la que me había tocado por casualidad. Lo que me confirmaba algo que me había dicho muchas veces a mí mismo: que en toda persona se esconde una riqueza inmensa. Podamos captarlo o no, todo ser humano tiene una perla interior, una valía incalculable.

¿Y qué tienen este tipo de espacios que hacen que aparezca lo mejor de la persona y no esa otra parte más oscura que también todos tenemos? Creo que es la actitud de disponibilidad, de flexibilidad, de acogida a la otra persona: es una especie de predisposición a la cercanía, a la amabilidad, a la generosidad.

Sin querer coger esta situación por los pelos, creo que esta predisposición de generosidad genera Reino de Dios, y a la inversa: el Reino de Dios provoca estas actitudes de cercanía y bondad. Creo que el Reino suscita el cariño, el amor. Es que, este mundo es mucho más hermoso cuando se generan espacios, aunque sean mínimos, de cuidado mutuo, de preocupación por el otro, de amparo, de fraternidad. Por eso, aunque la chica de BlaBlaCar no lo supiera, estaba consiguiendo que, nada más y nada menos, el mismo Reino de Dios se hiciera presente en ese viaje. ¡Muchas gracias maja!

Javi Morala, capuchino

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