Es lo que hace el pueblo hebreo a lo largo de toda la Biblia. Recordar continuamente lo que Dios ha hecho por ellos. Y cuando se encuentran en situación desesperada y claman pidiendo auxilio a Dios, recuerdan que Dios siempre ha acudido en auxilio de su pueblo. Por eso es el pueblo de la esperanza: porque hacen memoria, y la memoria les lleva a confiar, a creer que así como actuó, volverá a actuar, porque Dios es fiel, y lo ha demostrado.
También nosotros hacemos memoria de Jesús, continuamente. Recordamos lo que hizo y lo que dijo. Recordamos su vida, muerte y resurrección. Pero sobre todo recordamos lo que hizo en la última cena, porque cada vez que lo recordamos Él se hace vivo y presente. Por eso hacemos memoria, porque lo queremos traer al corazón una y otra vez, revivirlo, degustarlo. Porque es nuestro Señor, y de Él recibimos la vida.
Carta de Asís, noviembre 2019
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