San Bernardo nace en Corleone (Sicilia. Italia) el 6 de febrero de 1605 en el seno de una familia muy religiosa. De constitución física fuerte, ejerce el oficio de zapatero. De carácter violento, un día sostiene un duelo en el que hiere gravemente a su adversario. Huido de la justicia se refugia en una iglesia, para después solicitar el ingreso en la vida franciscana en el convento capuchino de Caltanissete (Sicilia). Lleva una vida muy austera hasta el mismo día de su muerte, acaecida el 12 de enero del año 1667. Vive la piedad y contempla las devociones típicas franciscanas, como es el amor a Cristo crucificado y a la Inmaculada.
Escribe Juan Pablo II: "Fray Bernardo, con su historia personal, caracterizada por grandes pasiones civiles y religiosas, con un notable sentido de la justicia y de la verdad en medio de numerosas situaciones de sufrimiento y miseria, encarna, en cierto sentido, la imagen del santo contemporáneo, o sea, la de un hombre que se abre al fuego del amor sobrenatural y se deja inflamar por él, transmitiendo su calor a las almas de los hermanos. Como mostró a sus contemporáneos, también nos indica hoy a nosotros que la santidad, don de Dios, produce una transformación tan profunda de la persona, que la convierte en testimonio vivo de la presencia confortadora de Dios en el mundo".
Es beatificado por Clemente XIII el 15 de mayo de 1768, y canonizado por Juan Pablo II el 10 de junio de 2001.
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