Eso es lo que parece querer decir el texto de este domingo: estamos en la época de Jesús. Ha de ser tiempo de gozo y de alegría, ocasión para sacar el vino de reserva. Quienes creemos en Jesús habríamos de tener una visión de la vida y una fe bien humorada, festiva, alegre. La certeza de que el Compasivo ha venido a su casa nos habría de alegrar por dentro y por fuera.
Decía san Francisco a sus hermanos: “No va bien al creyente presentarse triste ante los hombres, sino siempre amable, Tus pecados examínalos en tu cuarto y llóralos ante Dios. Pero cuando vuelvas a estar con tus hermanos, alégrate con ellos”. Ya decimos que se atrapan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre. Pongamos amabilidad en nuestra vida y la mejor cara posible ante las situaciones, eso ayudará a una buena convivencia y será más fácil hablar de Jesús.
Fidel Aizpurúa, capuchino
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