domingo, 1 de abril de 2012

¿UN CALLEJÓN SIN SALIDA?

Por todos los sitios nos dicen que España “va muy mal”. Unos dicen que hay que hacer recortes para cumplir el déficit que exige Europa y otros que esos recortes no pueden recaer en “la gente de a pie”. El caso es que si atendemos a los técnicos (economistas) no nos queda otro remedio que reducir el déficit. Bueno, ni ellos están de acuerdo, porque en medio de esta recesión en la que vivimos, lo que interesa es crear empleo y crecimiento; y con los recortes vamos a destruir más empleo, va a haber menos dinero público circulando y por tanto menos consumo interno y menos crecimiento.
Esto parece un callejón sin salida. Quizás la cuestión sea más de fondo. Estamos en un sistema que se basa en el crecimiento: si hay crecimiento el sistema va bien y si no lo hay, como ahora en España, el sistema no va bien. Pero también sabemos que un crecimiento ilimitado como el que proponemos, en un planeta limitado de recursos como en el que estamos no es posible. Es decir estamos en un sistema abocado al desastre porque no tenemos recursos suficientes como para mantener un planeta en eterno crecimiento.

En los primeros meses de la crisis algunos políticos hablaban que había llegado el momento de hacer grandes reformas del sistema económico, y hablaban de la necesidad de terminar con los paraísos fiscales, o de que los estados recuperasen el gobierno de sus países, en manos ahora de las grandes compañías transnacionales. Pero de todo aquello no se ha vuelto a hablar ¿por qué?
¿No hay alternativa? Pues sí las hay. Algunos economistas ya empiezan a hablar de que deberíamos potenciar un sistema de “decrecimiento” en el que reduciríamos el consumo y la producción de bienes materiales, pero aumentaríamos el consumo de otras riquezas no materiales, como las relaciones humanas, etc. Esto supondría disminuir la producción y el consumo, encarecer los productos para que todos tuvieran trabajo, pero también que todos dispusiéramos de mucho más tiempo para poder VIVIR. Otros, como Christian Felber, hablan de ir incorporando “una economía del bien común” como modelo económico alternativo. Incluso hay todo un libro disponible en internet, con esta misma idea “Hay alternativas”.
Pero en todos los casos necesitamos algo más que voluntad para que se den esas transformaciones sociales, para pasar, por ejemplo, de una economía que busca el bien individual a otra que busque el bien de todos. Estas transformaciones necesitan de “conversiones” personales. En el fondo es lo que decía el papa en sus palabras en Cuba cuando hablaba de la necesaria fraternidad y reconciliación entre los cubanos para avanzar en los cambios necesarios. No es cuestión de dar con la fórmula adecuada, sino de propiciar una marea de reconciliación entre las personas de modo que empape todo lo que hacemos, también nuestras relaciones económicas. Y no pensemos ya en un sistema que tenga o no los mayores beneficios económicos, o el mayor crecimiento en producción de bienes de consumo. Si no que tengamos un sistema que cubra todas las necesidades de las personas, no sólo las materiales: un sistema que propicie el cuidado de las personas y su desarrollo como tales. ¿Cómo lo ves? (Javier Morala, capuchino)

1 comentario:

  1. Hola Javi.... Ya sabes que no tengo mucho tiempo para estas cosas ahora, pero prometo ser fiel seguidora en el futuro. De todas formas, un favorcillo ¿no podrías poner el enlace en internet del libro "Hay soluciones" al que haces referencia?
    Yo creo que este es el momento ideal para demostrarle al mundo que la solidaridad es la solución en este momento de crisis; es nuestra oportunidad. La realidad nos muestra dice que la solución es la de "tonto el último" pero es todo lo contrario. El individualismo, el afán de poder, el querer acaparar es lo que nos ha llevado a esta situación.
    Almudena

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