domingo, 26 de abril de 2015

HACIA DENTRO

Desde siempre, la figura del Buen Pastor ha sido una imagen casi estrictamente identificada con los que estando dentro del “rebaño” de Jesús, somos llamados a permanecer en Él con la confianza propia de estar con Aquel que nos ama y los que no lo están poder un día estarlo.
   Pero hoy propongo mirar hacia dentro. Los protagonistas no van a ser los que ya somos cristianos y los que quisiéramos que fueran, sino todos esos afectos, sentimientos, emociones que se mueven dentro de cada uno de nosotros y que muchas veces andan sin pastor, sin saber ni dónde colocarse y nos llevan a una existencia desconcertante y fuera de nosotros mismos.
   Y es que realmente no nos han enseñado a tener una visión y un conocimiento de nosotros mismos más interno que externo y los miedos, juicios y expectativas nos hacen ir por la vida como oveja sin pastor, sin poner las miras en nada en particular y haciendo más uso de una visión parabólica que nos descentra a una visión en línea recta que nos guíe continuamente porque sabemos adónde queremos ir. Aprender a vivir en el presente es clave para ello.
   En el Evangelio podemos observar en cantidad de ocasiones como Jesús dedica la mayor parte de su vida a conocerse por dentro, por lo que actuando con naturalidad en cada momento, se muestra con las emociones que son propias de lo que va viviendo. Todas estas ovejas que conforman su interior van guiadas por un sentir y una intención que en todo momento están claros. Como Él, otras figuras de la historia, aprendieron a tener muy presente su objetivo y guiaron sus ovejas interiores para tal fin. Francisco y Clara, Ghandi, Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, son ejemplos claros de personalidades muy fuertes y convencidas de su misión que conociendo a sus ovejas supieron cómo dirigirlas para meterlas en el “redil” del tiempo presente desde la serenidad y el equilibrio.
   En la práctica del Taichi, que humildemente practico, esto es treméndamente interesante y básico. Tener clara la dirección en la que se hacen las distintas técnicas es clave para que el Tao acabe en la dirección en la que se empezó. Una atención al cien por cien en lo que se hace, guardando las ovejas de las preocupaciones, juicios… en el redil para tratar con ellas en el momento que corresponde. Y todo con una sensación de circularidad y equilibrio de saber dónde estamos conectados guían nuestra práctica y no sólo de Taichi sino de nuestra propia vida, un caminar con la seguridad de que nuestro Pastor vive dentro de nosotros y que Él guía para llevarnos a buen puerto.

CLARA LÓPEZ RUBIO

1 comentario:

  1. Muy interesante. Creo que no siempre hemos avanzado suficientemente por este camino. Un abrazo y gracias.

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