martes, 28 de abril de 2015

EL SUEÑO DE FRANCISCO Y CLARA DE ASÍS

Mirando a Francisco y Clara de Asís vamos entendiendo que el verdadero núcleo de su espiritualidad no es ni la pobreza, ni la contemplación, ni la alegría, etc., con ser estos valores centrales de su carisma. Es en el anhelo de la fraternidad universal donde se halla la cota más alta de su mensaje. La certeza, verdadera fe, en que las personas podrían ser hermanas entre sí e incluso con la creación es lo que ha alimentado el sueño más íntimo de la vida evangélica de los hermanos primeros. Así lo han experimentado muchas personas sacudidas fuertemente por la duda de la imposibilidad de ese logro. "Este hombre luminoso, escribe el franciscano E. Leclerc que convivió con la muerte en largos años de prisión en los campos de concentración nazis, puso en mi corazón el sol y, junto con el sol, toda la creación. Yo me he vuelto hacia él y le he preguntado por el secreto de la verdadera fraternidad humana". Quizá ese secreto no sea otro sino aquel que cree en la enorme verdad del valor innegociable de toda persona dotada de dignidad por el amor del Padre.
   Desde ahí quizá sea posible mantener vivo el sueño increíble, y más increíble cuanto más se sufre, de una sociedad sin violencia y sin sufrimiento, sin llanto ni dolor, como dice y sueña Ap 21,4. Francisco y Clara de Asís nos empujan hoy en esa dirección. Y si queremos ir construyendo una acción solidaria de nuevo cuño, quizá haya que adentrarse más en la senda de la inagotable fraternidad que los santos de Asís anduvieron con una decisión que todavía nos estremece.
Fidel Aizpurúa, capuchino


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