martes, 7 de abril de 2015

LIGEROS DE EQUIPAJE

Porque después de todo lo que he visto y los acontecimientos de estos días, aunque Él nos lo anunció varias veces, yo necesito ver su cuerpo muerto. No sé realmente qué significa eso de que ha resucitado, de que a pesar de haberlo matado, Él pueda seguir vivo.
   Y así es como realmente funcionamos por la vida, buscando milagros, apariciones, signos, sin enterarnos de que ya no. Ya no toca buscarlo más, porque está. Ya no toca vivir una existencia tibia, porque está más que demostrado que vivimos para ser felices, y que poco a poco la propia vida nos va transformando para ir viviendo lo que toca a cada momento. Descorrer la piedra del sepulcro significa quedarse al aire, expuesto a todo lo que pueda suceder. El miedo lleva consigo buscar la piedra bien grande para sellar la vida. Por miedo a que me trastoquen mis esquemas, caigan mis pilares, mejor tenerlo todo bien sellado, no sea que la vida salga a mi encuentro y no sepa ni qué responder. Jesús ya ha hecho todo su proceso personal. Ha necesitado años para darse cuenta de quién es y poco a poco se dejó hacer para que todos sus expectativas y juicios fueran cayendo. Al final de su vida se encuentra preparado para desde una entrega gratuita que no busca nada, absolutamente nada, puede ser fiel hasta la coherencia más absoluta.
   Nuestra propia manera de encarar la vida, tapa con una gran piedra bien grande la posibilidad de vivir según la Luz que todos llevamos dentro, prefiriendo vivir en la oscuridad del sepulcro, que no son más que las capas de arcilla que poco a poco durante la vida se nos van pegando cuando no tenemos recursos para vivir confiando en nuestro Hombre Interior.
   La Pascua que celebramos seria buen resorte para lanzarnos a la gran aventura de comenzar por ir deshaciéndonos de tantas y tantas cargas que llevamos en la mochila de nuestra vida y comenzar a vivir ligeros de equipaje.
CLARA LÓPEZ RUBIO

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