jueves, 2 de abril de 2015

JUEVES SANTO: ¿SIRVES O NO SIRVES?

Yo, Pedro, el apóstol hice muchos caminos con Jesús. Tres años de ir y venir por el país dan para mucho. Íbamos a Jerusalén temerosos. El miedo de Jesús pasaba a nosotros porque todos intuíamos que las cosas podía ir mal en Jerusalén, en la boca del lobo. Nunca imaginamos que fueran a ir tan mal. Íbamos con miedo a celebrar la cena de Pascua. Pensábamos que iba a ser la última, como así fue. Íbamos en silencio; el ruido de las sandalias con las piedras del camino era lo único que, a ratos, se escuchaba. Cada uno con sus pesados pensamientos.
   La cena transcurrió normal, aunque no se disipara la nube gris que teníamos encima. El colmo fue cuando vi que nos iba a lavar los pies. No era la primera vez que lo hacía. A mí se me revolvían las tripas. ¿Qué se podía esperar de un Mesías que lava pies? Nosotros queríamos un Mesías brillante y poderoso, no un esclavo que lava pies. No podía yo con aquello. Él lo notó y por eso se dirigió a mí y me dijo aquella frase que nunca olvidaré: “Si no te dejas lavar los pies, no tienes nada que ver conmigo”. Un mazazo auténtico.
   Ahí entendí que ser de su grupo conllevaba aprender el tema del servicio, que Él quería ser un Mesías servidor, no un jefe que es servido. Y que todo el que quisiera ser de su grupo tenía que encajar ese asunto. Algo se me iluminó y lo entendí. Con el tiempo, cuando me repuse del trauma de la dura muerte de Jesús, vino muchas veces a mi memoria aquella frase suya hasta que entendí que lo nuestro es servir. Así de simple.

Reflexión: Los cristianos, por mecanismo religioso, hemos creído que mostrábamos nuestro ser cristiano por signos religiosos: un cruz en el pecho, una cruz en lo alto de una Iglesia, la señal de la cruz que hacemos al rezar, etc. Pero Jesús dice que nuestro signo de identidad es el servicio: “En esto conocerán que sois discípulos míos, si os amáis” (Jn 13,34-35).
   Es decir: eres del grupo de Jesús si sirves, no eres de su grupo si no sirves. Eres cristiano si sirves, no lo eres si no sirves. O como dijo aquel obispo francés: “Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada”. Por eso, para saber si eres del grupo de Jesús no tienes que preguntarte ante todo si estás bautizado, si has hecho la comunión, si te has confirmado, si te vas a casar por la Iglesia, si rezas mucho, si lees el Evangelio, etc. Todo eso es valioso, pero la pregunta decisiva es ésta: sirves o sirves. Si no apruebas el examen del servicio, no has aprobado el primer paso.
   Imaginad esto: hoy, Jueves Santo, a la hora de la celebración os encontráis en la puerta del lugar donde vais a celebrar la cena del Señor una especie de piquete: cuatro o cinco personas fornidas y decididas que paran a todo el que quiere entrar y le conminan: “¿Estás por el servicio o no estás? Porque si estás, entra; y si no estás, ya te puedes marchar”.
   No te extrañe esto. Se celebra hoy el tema del servicio. Quien lo entiende, puede andar el camino con Jesús. Quien no lo entiende, andará otros caminos. Él tenía claro que se puede estar contento sirviendo. Lo había experimentado en su vida y lo llevó hasta las últimas consecuencias.

Pregúntate:
  • ¿Estás contento cuando sirves, cuando haces un favor, cuando ayudas a alguien o te cierras en lo tuyo y solamente te interesan tus asuntos? 
  • ¿Te emociona un Jesús que sirve hasta el final o te deja la cosa frío? 
  • ¿Cuáles crees que son hoy los principales servicios que debes hacer?

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