miércoles, 20 de mayo de 2015

CAMINOS NUEVOS

El peso de los años, unido a la rutina, hace que andemos nuestros caminos en la manera cansina del asno que, interminablemente, da vueltas a la noria. La posibilidad de iniciar caminos nuevos en nuestra vida se diluye y, con el tiempo, se la deja de considerar como una puerta abierta. Y cuando los caminos nuevos desaparecen de la vida, empieza una adormecedora cuenta atrás que lleva derecha a la esterilidad con sus crónicas desazones. ¿Se puede romper ese círculo vicioso peso de los años - rutina - olvido - esterilidad?
   La Resurrección de Jesús, si se la comprende y vive más como un dinamismo de vida que como una doctrina, puede ser la "prueba" de que siempre es posible iniciar nuevos caminos. Y esto, porque ella misma fue el camino de más novedad para el mismo Jesús. Es, ciertamente, el camino nuevo de la compañía cálida del Padre, del disfrute sin mezcla de tristeza amarga, de la presencia más amable con toda persona y con toda realidad.
   La teología, los estudiosos de la Palabra se han preguntado muchas veces cuando han pensado en la resurrección: ¿Cómo fue posible un nuevo comienzo? ¿Quién fue el primero (quizá la primera) que dijo: está vivo? Y más todavía, como lo hemos indicado, ¿qué supuso para el mismo Jesús comenzar su camino más nuevo, su comienzo más deslumbrador?
   Si nos acercamos a estas "preguntas sin respuesta" quizá podamos atisbar la "gloria de la Pascua" tras las celosías de los días. Podría ser entendido y vivido este tiempo de Pascua como un tiempo bueno para renovar la certeza de que, a la sombra del camino nuevo de Jesús, nosotros/as también podríamos comenzar sendas nuevas que dieran una dimensión nueva a nuestros días.
 Fidel Aizpurúa, capuchino

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