y Tú te muestras, acercas y ofreces
con todo lo que es y tiene la naturaleza.
Eres flor, hierbabuena y también pradera,
risa de junco, tapiz multicolor y agua de regato,
rama reverdecida columpiándose en una enredadera.
Eres bosque con su espesura y música,
llanura, valle y ladera, según la hora,
y esas cumbres que nos llaman y desafían.
Eres el fruto de los árboles que germinan en la tierra,
el trino de los pájaros que anidan y vuelan,
y las nubes y el viento que entre ellos se recrean.
Me sorprendes, gustas y enamoras como las cerezas,
como los melocotones de secano me perfumas
y en ese racimo de uvas dejas tu santo y seña.
A veces, Señor, a veces estalla la primavera
y mi corazón gusta tu savia, voz y palabra
para soñar, soñarte y seguir por tus sendas.
A veces, Señor, a veces, es Pascua florida.
Florentino Ulibarri
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