Llena de ocupaciones, responsabilidades, dudas, prisas, algún enfado aislado, emociones pendientes de resolver..
Llena también de ganas...
Ganas de descanso, de espacio, de un poco de tregua, de un poco de luz que aclare y alguna flecha que indique...
Así que llegas con la mente a rebosar, y sintiendo que en el Alma ya no hay cabida para más...
Y piensas que quizás si limpias, aunque sea solo un poquito la mente, puede que consigas algo de espacio en el Alma.
Llegan los reencuentros, las presentaciones... las primeras risas y los primeros abrazos. Todo bien, todo reconocible, todo previsible.
Llega también la distribución de los espacios para el descanso... favorece el diálogo con uno mismo que no sean compartidos... que si despiertas en mitad de la noche o sientes que el sueño tarda en aparecer no te tengas más que a ti para conversar... no para pensar... solo para escuchar
Todo estructurado, organizado y estudiado de forma impecable... como siempre...
Y de repente, en el primer encuentro después de la cena y sin contar con él... sin avisar... el primer soplo de frescura... el primer espacio...
– Desde la propuesta de conectar con el propio silencio, se ofrecen momentos para que cada uno haga lo que necesite... lo que le pida el Alma... leer, caminar, descansar... cada uno sabe... cada uno decide... porque el parar no significa “no hacer”...-
Por supuesto, se facilitan textos para leer y reflexionar... los espacios para el esparcimiento... los lugares para el descanso....
Pero lo que sorprende es que esa propuesta se hace desde el regalo la propia decisión; se te acompaña, no se te obliga... se te indica una posible vía, no se te impone seguirla... se te sugiere una forma, no se te aplasta con ella...
Y sientes que sólo con eso, ya se vacía una parte de la mente... ya se percibe un poquito de espacio en el Alma...
En la primera reflexión expuesta en común se corrobora ese hecho, porque apenas nadie deja pasar la oportunidad de compartir su necesidad... su duelo... su duda... cada uno sus propios nubarrones compañeros de camino, de los cuales necesita desprenderse para que la carga sea algo más ligera..
La dinámica de Siloé ha sido esa... la mano para sujetar, el hombro para llorar, el pie para acompañar en el caminar, el corazón para escuchar, el abrir para abrazar, el estar para compartir...
Y todo ello desde la elección personal... desde el respeto a la opción... desde la oportunidad a dejar ser.
Esa ha sido la grandeza de Siloé 2019... la Minoridad que la caracteriza. La Invitación a que te Permitas cuidar tu Alma.
Nadie se fue con la nostalgia que acontece después de los encuentros... la despedida se antojó especialmente alegre... como si fuésemos a reencontrarnos unas horas mas tarde... Aparecieron lazos fuertes... de esos que que no solo sujetan, sino que también sostienen... No hubo sensación de distancia... se creó Unidad.
Unos alejaron sus nubarrones... otros dieron el primer paso de su camino... otros se reafirmaron en su lugar... otros se reencontraron con sus emociones... otros descansaron en la tregua que les permite seguir senda...
Y todos nos fuimos con la mente limpia, la confianza restablecida y el Alma llena de espacio.
Gracias Ismael
Gracias Luis
Gracias Todos
Geli Muñiz
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