Cuando hoy en día , uno se dispone a hablar de pasar necesidad de alimentos, sensación de hambre o no tener nada para comer; todavía hay mucha gente que piensa que estás hablando de otra época , de otros tiempos ya vividos o de historias y batallitas de abuelos…
Sorprendentemente para muchas personas de nuestra sociedad, hoy en nuestras ciudades también hay gente que tiene carencia de alimentos, ya que no pueden obtener viandas de primera necesidad.
En el centro Social San Antonio disponemos de dos espacios donde tratamos de ayudar a paliar este apuro, nuestro Comedor Social (en el que atendemos a personas sin hogar) y el Espacio de Reparto de Alimentos. Este último es un espacio dedicado principalmente a familias y personas autónomas e independientes que están capacitadas para cocinar en sus casas.
El espacio de reparto de alimentos es un espacio dedicado a personas que ya han pasado por diferentes servicios e instituciones pero que no han podido encontrar una repuesta a esta carencia tan especial como es la falta de alimentos. Es en este espacio donde vemos en primera persona esa escasez de alimentos, tan ajena al mundanal ruido de nuestra sociedad y de la vorágine de nuestro día a día.
Cuando repartes alimentos y das unas galletas o un simple paquete de arroz, descubres que hay reacciones de todo tipo. Hay gente que simplemente te das las gracias , personas que te miran y te transmiten una sonrisa, personas que se avergüenzan de su situación y no son capaces de decir nada, o personas que se emocionan porque quizás llevan varios días sin comer nada caliente .
Estas situaciones te hacen reflexionar y pensar en la suerte que tiene gran parte de nuestra sociedad más cercana de tener sus necesidades alimentarias cubiertas Pensar que si no tenemos nada en casa, bajas al súper a hacer la compra y no solo compras alimentos de primera necesidad sino que también compras esos productos que no son tan importantes que son caprichos, para paliar la gula, el aburrimiento o simplemente para calmar el estado de ansiedad.
Mientras tanto hay personas, posiblemente muy cerca de nosotros, mucho más de lo que llegamos a imaginar. Estas familias o esos niños, donde en su casa viven como racionalizan la comida o el paquete de galletas de chocolate para que llegue a fin de mes. Que son las mismas que agradecen y sonríen como si les hubiera tocado la lotería cuando les das una botella de aceite de oliva o una tableta de chocolate.
Son estos rostros invisibles para mucha parte de nuestra sociedad, por los que trabajamos día a día el equipo de Sercade, formando por Voluntarios y trabajadores. Tratando de ayudar a darle la vuelta a la invisibilidad de estas personas y a sus problemas. Porque cambiando de actitud es posible construir una sociedad más digna. A veces es bastante con hacer un poquito de magia haciendo visible lo invisible.
Óscar Matés
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