martes, 31 de mayo de 2022

ES TIEMPO DE ABRAZAR

Una vez nacemos y llegamos a este mundo una de las primeras cosas que vivimos es el abrazo de nuestros seres queridos, el cual se nos regala para sentir su amor hacia nosotros, para darnos una calurosa bienvenida, a partir de ese momento abrazamos y nos abrazan todo el rato.

Es de los gestos más sencillos pero, ¿cuántos significados puede tener un abrazo?

Abrazamos para dar las gracias, para dar la enhorabuena, abrazamos para consolar a quien está triste, para hacerle sentir a alguien que no está solo, abrazamos para apoyarnos ante una dificultad o fracaso, abrazamos para demostrar amor, cercanía y empatía, abrazamos para saludar o despedir a alguien, abrazamos para hacer sentir en casa o para transmitir que todo va bien, en definitiva abrazamos continuamente, tanto que a veces pierde su significado y se convierte en un gesto rutinario y mecánico cuando lo hacemos de forma rápida y vacía.

La pandemia nos ha demostrado que necesitamos afecto, necesitamos sentirnos queridos, entrar en contacto con aquellos a los que queremos, recordando así que en los abrazos silenciosos pueden estar contenidas todas las palabras y todas las expresiones del alma que no hemos sido capaces de expresar de otra manera. Es en ese momento cuando deseamos que el abrazo nunca termine, que dure para siempre, porque son una conexión entre almas, una fusión que deja una huella imborrable tanto en el corazón que los recibe como el que los da.

Abracemos cuando no sepamos qué decir, los abrazos mejoran nuestra autoestima, nos animan, reducen el estrés, nos hacen sentir queridos, son beneficiosos tanto a nivel emocional como a nivel fisiológico.

El libro de Eclesiastés nos dice: “Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol: un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado; un tiempo para matar y un tiempo para curar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse (…).”

Hay un tiempo para todo, ¿por qué perderlo pensando en aquello que pudimos hacer y no hicimos? Abracemos con sentimiento, no nos privemos de esa conexión sanadora y reparadora que siempre aparece en el momento que más lo necesitamos, abracemos con sentido, abracemos con corazón.

¿Y tú como quieres abrazar?
Irene Guillén

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