lunes, 1 de abril de 2024

JESÚS VIVE PARA AMARME

Quizá hayáis visto la última película de Wim Wenders titulada Perfects days donde se narra la vida simple y gozosa de un señor que trabaja limpiando wáteres en Tokio. Reconciliado con todo, disfruta con lo pequeño de cada día. La vida que lleva, tan humilde, es para él un tesoro, agradecido del don sagrado que es vivir, respirar, ver la luz cada día, tener plantas y un poco de compañía humana. Ahí se calma la herida de la vida, el deseo de vivir siempre y para siempre.

Es que, cuando hablamos de resurrección, nos ponemos trascendentes y creemos que se trata de grandes ideas, de hondos misterios que no alcanzamos, planteamientos que no encuentran nunca solución. Pero se puede uno aproximar a ello de manera simple: la resurrección es la certeza de que estás llamado a la dicha plena y que la prueba de que es así son las dichas pequeñas que puedes vivir cada día. Cuenta con cuidado los disfrutes pequeños de cada día y verás que la lista es larga.

El mensaje de Jesús resucitado es claro, como lo dijo el sabio jesuita Teilhard de Chardin: “Coloca en el fondo de tu alma, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz de Dios. Recuerda: cuanto te deprima e inquiete es falso. Te lo aseguro en el nombre de las leyes de la vida y de las promesas de Dios”.

Celebra con gozo la Resurrección de Jesús. Déjate llevar por la alegría más honda que tengas. Mira los ojos de tus hermanos y hermanas que celebran contigo y descubre en ellos la presencia de Jesús vivo que sigue con nosotros incansablemente. Repítete: “Jesús vive para amarme”.

Pocas veces se dice que Francisco de Asís fue alguien que disfrutó de lo pequeño a tope. Pero en ese disfrute oculto está la prueba de su abrazo con el resucitado. Si no hubiera sentido el calor del sol, el brillo de la luna, la caricia del viento, los colores de las flores, el amor de los que perdonan, la paz de quienes mueren, el abrazo de quienes se quieren no habría amado a Jesús con la fidelidad con la que lo amó. Vive esta Pascua en el gozo humilde y compartido de quienes saben de esto.

Fidel Aizpurúa, capuchino

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