sábado, 19 de octubre de 2024

AMBICIÓN Y GENEROSIDAD

El evangelio de este domingo habla de la ambición, que viene siempre con nosotros, pegada como una sombra. Los discípulos han dejado muchas cosas al seguir a Jesús (familia, trabajo, posesiones, etc.). Pero no han dejado la ambición, viene con ellos. Siguen a Jesús, pero esperan beneficios. Por eso dice el texto que, cuando la madre de los Zebedeos hizo para sus hijos la petición de los primeros puestos, los otros diez, al oír aquello, se indignaron. ¿Por qué? Pues porque ellos también aspiraban a esos puestos de honor. La ambición manifestada con toda candidez.

Tendrá que mediar mucha enseñanza y ejemplo de Jesús, mucho discernimiento, no poco sufrimiento para que entiendan, por fin, que el reino de Dios no es para sacar beneficios personales, sino para llegar al bien común de la nueva sociedad. Habrán de entender que seguir a Jesús demanda explícitamente el abandono de la ambición.

Los cristianos albergamos, a veces, grandes ambiciones. Los mismos clérigos, que debería ser más desprendidos son, a veces, paradigma de ambición. Por eso el Papa les anima a huir de la carrera eclesiástica “como de la peste”. Una vida de una cierta sobriedad puede ayudarnos a mantener a raya la ambición, a que vaya surgiendo en nosotros una vida de creciente generosidad.


Fidel Aizpurúa, capuchino

No hay comentarios:

Publicar un comentario