Coincide Joan Miró con Francisco de Asís en su amor desbordado por la naturaleza, en su devoción por los paisajes y las criaturas que uno elevó a la esfera de la teología y que otro transformó en una de las creaciones artísticas fundamentales del siglo XX. Los pájaros, las estrellas, la luna y hasta las humildes huertas son tema y título de un conjunto de 35 aguafuertes y aguatintas.
Las redes, las estrellas, las lunas, las marañas, las lenguas de mar, los firmamentos y los crepúsculos de Miró se cruzan sobre el papel con el esplendor de las palabras de Francisco, que rinde tributo, en su lenguaje, al hermano sol, al hermano viento, a la hermana agua y, en fin, a todas las criaturas.
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