Pero se dice, además, algo muy interesante: tú puedes ser uno de esos dichosos. Tú eres de los que TIENEN SUERTE. Los bienaventurados no son distintos a ti. Tú haces parte de los bienaventurados, de los sortudos, si te pones en una determinada actitud. Tú tienes suerte con las bienaventuranzas de Jesús porque tú haces parte de los bienventurados.
¿Cómo sonarían las bienaventuranzas desde la certeza de saberse con suerte? Podrían sonar así:
- Tú tienes suerte si te vas acercando a las pobrezas, porque llegarás a intuir cómo funciona el Dios de Jesús.
- Tú tienes suerte si mitigas sufrimientos, porque a ti también te consolarán.
- Tú tienes suerte si eres menor, porque llegarás a una tierra de igualdad.
- Tú tienes suerte si sientes la justicia como una sed, porque esa sed irá siendo apagada.
- Tú tienes suerte si ayudas, porque tu debilidad será tu fortaleza.
- Tú tienes suerte si sacas el mal de tu corazón, porque tu manera de ver la vida cambiará.
- Tú tienes suerte si eres un artesano de la paz, porque Dios te mira como a un hijo o una hija.
- Tú tiene suerte si vives en fidelidad, porque gozarás del amparo del Dios fiel.
Fidel Aizpurúa, capuchino
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