martes, 5 de noviembre de 2024

SORTUDOS

Por mucho que las leamos, las bienaventuranzas siempre nos suenan bien, son casa que siempre nos acoge, lugar en que siempre nos espera el Señor. En ellas se habla de gente bienaventurada, dichosa, sortuda. El vocablo makarios significa eso: alguien a quien le ha sonreído la fortuna, que se ha encontrado con un gran premio inesperado, que no sabía que tenía en casa un tesoro y que lo tiene. Por eso, al comprobar su suerte, se siente dichoso, agradecido, solidario.

Pero se dice, además, algo muy interesante: tú puedes ser uno de esos dichosos. Tú eres de los que TIENEN SUERTE. Los bienaventurados no son distintos a ti. Tú haces parte de los bienaventurados, de los sortudos, si te pones en una determinada actitud. Tú tienes suerte con las bienaventuranzas de Jesús porque tú haces parte de los bienventurados.

¿Cómo sonarían las bienaventuranzas desde la certeza de saberse con suerte? Podrían sonar así:
  • Tú tienes suerte si te vas acercando a las pobrezas, porque llegarás a intuir cómo funciona el Dios de Jesús.
  • Tú tienes suerte si mitigas sufrimientos, porque a ti también te consolarán.
  • Tú tienes suerte si eres menor, porque llegarás a una tierra de igualdad.
  • Tú tienes suerte si sientes la justicia como una sed, porque esa sed irá siendo apagada.
  • Tú tienes suerte si ayudas, porque tu debilidad será tu fortaleza.
  • Tú tienes suerte si sacas el mal de tu corazón, porque tu manera de ver la vida cambiará.
  • Tú tienes suerte si eres un artesano de la paz, porque Dios te mira como a un hijo o una hija.
  • Tú tiene suerte si vives en fidelidad, porque gozarás del amparo del Dios fiel.
Entender que tenemos suerte con las bienaventuranzas es lo que nos lleva a la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio, en palabras de la FT 285. Y esto es así porque el saberse con suerte ha de llevarnos a hacer partícipes a otros de esa suerte por los caminos de la justicia y de la dignidad. Suerte y compromiso.

Fidel Aizpurúa, capuchino

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