domingo, 9 de marzo de 2025

NO TENTARÁS AL SEÑOR, TU DIOS

¿Podemos los humanos tentar a Dios? Nos parece que no, porque pensamos que Dios no está a nuestro alcance de simples mortales. Pero al hacerse Dios uno con nosotros en el incomprensible misterio de la encarnación, al optar por lo nuestro, sí podemos tentar a Dios.

Y ¿en qué consiste esa tentación? ¿En dudar de Dios? No. La duda es una realidad muy saludable para la fe. Lo dice muy bien un personaje de la película “Cónclave” que algunos de vosotros habéis visto: “Nuestra fe es algo vivo, precisamente porque camina de la mano de la duda. Si sólo existiera la certeza y ninguna duda no habría ningún misterio y por lo tanto no habría necesidad de la fe”.

De un modo simple, podríamos decir que tentar a Dios es creer que no acompaña nuestros caminos, que es impasible a nuestros sufrimientos, que nos maneja como un titiritero a sus marionetas.

Dice el teólogo José Arregi: “Nuestra fe no significa que lo tenemos todo claro. No significa que tenemos soluciones acabadas, respuestas últimas para nada. Tenemos la inestimable memoria de Jesús, la presencia activa de su espíritu, la compañía de una gran Iglesia de hermanas y hermanos, pero ello no nos exime de la duda, la búsqueda, el diálogo. Somos caminantes”. Caminemos, pues, confiados.

Fidel Aizpurúa, capuchino

No hay comentarios:

Publicar un comentario