A María la denominamos “Divina Pastora”, porque hay un Pastor de la que ella es Madre. Sin la presencia de Jesús su pastoreo carece de sentido, cristianamente hablando. “También tengo otras ovejas que no son de este aprisco”: es la más poderosa llamada de atención que nos muestra Jesús para nuestra acción pastoral. Nos lo dijo bien claro en distintos momentos de su Evangelio: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”, “no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”. Acogió a Mateo, recaudador de impuestos, a la mujer pecadora, habló con la samaritana y le abrió a una nueva perspectiva de salvación… Acoger, no condenar; ofrecer el camino de la conversión, no juzgar; gastar nuestra vida, nuestro tiempo, nuestro dinero para -como el buen samaritano- dar nuevas oportunidades a quienes están apaleados al borde del camino.
El pasado jueves celebramos el día de la Tierra. Creo que todos somos conscientes de la necesidad que tenemos de cuidar nuestra casa común, de defenderla, denunciar los abusos que se cometen -cometemos- contra ella, de protegerla… Hay una importante tarea que tenemos a nuestro alcance: mentalizar a todos los habitantes de nuestro planeta de la necesidad que tenemos de cuidar nuestra tierra, nuestro planeta, cualquier ser vivo. Hay cosas muy sencillas y prácticas que podemos hacer todos, que están a nuestro alcance (la ONU marcó hace unos años 51 ideas prácticas que pueden marcar la diferencia, día a día, en el cuidado de la Tierra). Somos expertos en buscar en internet lo que nos interesa. Busca estas 51 ideas y… ponlas en práctica.
¡Feliz día de la “Divina Pastora!
Carlos Coca, capuchino
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